Parece que es consustancial al sector, pelearse hasta el punto de desangrarse parece estar en el ADN del transporte y la logística, muy a pesar del propio sector y no tanto de sus clientes, que no solo no miran hacia otro lado, sino que alientan esa guerra de precios, como si fueran espectadores de la antigua Roma viendo a dos gladiadores pelear, a muerte claro.
Desde que aterrice en este sector, la pelea por los precios bajos ha caminado junto a mí, siempre, día a día, operación a operación, y siempre nos hemos preguntado lo mismo, ¿hasta cuándo podremos seguir así?
Y nos lo preguntábamos a finales de los años 90, en la primera década de los 2000, después de la crisis financiera, con la llegada del e-commerce, el Covid y ahora con los aranceles y la situación geopolítica, pero seguimos en el mismo sitio. El término “low cost” se ha impuesto entre nosotros, y sabemos que sin un precio razonable no hay margen, y sin margen, no hay ni transporte ni operaciones logísticas.
Todavía recuerdo cuando el precio bajo se disfrazó de “eficiencia”; decían que si eras eficiente, podías controlar tus costes operacionales, y ojo, ser más barato que tu competencia. Claro, la trampa era esa, la eficiencia, lo que debería de haber hecho no es bajar el precio, sino actualizarlo y dar mayor margen a la empresa de transporte. Pero no, se utilizó para lo de siempre: bajar precios.
Y el cliente, encantado de la vida, pese a que el transporte está cambiando, sobre todo por la falta de camiones y conductores, como las empresas de transporte no actualizan sus tarifas, ellos aprovechan `para continuar con lo de siempre, sus tender, la subasta de envíos y el precio bajo.
Además, ahora tienen un aliado, los algoritmos, plataformas y empresas que les ofrecen la posibilidad de utilizar la tecnología para “apretar” más al transportista, eso sí, mediante un sistema impersonal, ahora ya no tienen que dar explicaciones, peléate con la plataforma de turno que han puesto en marcha, el resto se ha perdido como “las lágrimas en la lluvia” que tan bien define la situación la película Blade Runner.
No vamos a entrar en números, porque muchas tarifas que podemos ver en el mercado están claramente por debajo de los costes, y eso, el primer responsable, es el propio sector. Si no hay relevo, es porque ahora mismo, hay ocasiones en las que trabajar o hacer un porte, y no hacerlo, se está situando económicamente casi en el mismo nivel, y si trabajas para nada, sucede que no se hace, y se abandona el sector, y me da igual que sea un transportista autónomo o una empresa de transporte.
Solo tenemos que observar las operaciones de compra y venta de empresas de transporte a las que estamos siendo testigos, muchas de ellas son compradas en medio de situaciones financieras muy críticas, y es que el sector se ha convertido en una carrera de desgaste, aunque los que posiblemente crean que están en una situación ventajosa, no lo están tan claramente.
Actualizar y eliminar la guerra de precios es algo que el propio sector se tiene que dar a sí mismo si quiere cambiar el rumbo actual. Y tendría que añadir a esto también un cambio cultural abogando por una mayor colaboración entre compañías, más en un mercado como el de España, donde cada vez hay más trabajo en el sector, pero carente de una dignidad muy necesaria, visible a ser aplicada en el último eslabón de la cadena como choferes o repartidores de paquetes de e-commerce en última milla.
Finalizo, solo para recordar que si el transporte y la logística se para, el mundo se para, y esto es literal.
Carlos Zubialde
carlos@informacionlogistica.com