Los malos lo saben, la logística, el transporte y en general, el supply chain es un sector fundamental para el funcionamiento correcto de un país. Atacando a cualquier actor de la cadena de suministro, se ataca al funcionamiento del país, y los ciberdelincuentes lo sabes, tanto como que el 25% del total de ataques en España los recibe el sector, pasando a ser un nuevo campo de batalla en la geopolítica mundial.

En un mundo cada vez interconectado, los últimos acontecimientos mundiales han desatado una auténtica guerra en el ciberespacio, desestabilizar un país atacando sus bases más primitivas es ya una constante habitual. Además de los ataques informáticos a infraestructuras, los dos últimos años han venido marcados por los ataques a la cadena de suministro y el sector logístico, buscando esa desestabilización que mencionábamos.

Las compañías especializadas en seguridad señalan que en España los ataques han aumentado sobre todo de forma muy considerable durante el 2025, sobre todo con ataques procedentes de Europa del Este y hackers pro-rusos y, en este escenario, la logística y el transporte se han colocado en el punto de mira de los ciberdelincuentes. 

Y las cifras que ofrecen son para preocuparse, en el 2025, cada empresa del sector ha tenido una media de 1.585 ataques semanales, lo que representa un incremento del 30% respecto al año anterior, según el Manufacturing Security Report 2025. Además, hay que señalar que España se ha convertido en el segundo país más ciberatacado del mundo, solo por detrás de Estados Unidos, tal y como lo demuestra los datos del Incibe (Instituto Nacional de Ciberseguridad), que demuestra que el transporte y la logística sufren el 25% del total de los ciberataques que se recibieron en el 2024.

Y se ataca al sector logístico porque su repercusión es inmediata, tanto en el apartado económico como en ese objetivo de buscar una desestabilización tanto social como de país, intentando dejar una imagen deteriorada de España frente a inversores mundiales o de sectores poblacionales potenciales clientes, como pueden ser todos los relacionados con el turismo.

En el sector logístico, los atacantes van a por donde pueden producir más daño, entendiendo que es la base de la economía. Se atacan los sistemas portuarios porque concentran muchos datos de operaciones, a la aviación y sus sistemas GPS o de navegación, o a los proveedores de software porque saben que es el eslabón crítico sobre el que asientan todas las empresas de transporte y logística sus operaciones. Y no digamos nada cuando atacan a la nube, intentando que cientos de empresas caigan en el mismo momento. Una parada de horas en un aeropuerto como Madrid, situado en el top 10 de los aeropuertos europeos que más carga aérea mueve, o en el puerto de Valencia, buque insignia del transporte marítimo en el mediterráneo, pueden no solo generar pérdidas millonarias, sino también importantes repercusiones sobre otras cadenas de suministro.

De todas formas, en un mundo interconectado, y un sector como el del transporte y la logística, cada vez más conectado y dependiente, la preocupación ha dejado de ser únicamente de las compañías de gran tamaño y de empresas técnicas, para pasar a ser un elemento de preocupación estratégica sectorial.

Se sabe que la ciberseguridad preventiva ya no es suficiente con la actual, que es preciso invertir más en ello para poder garantizar la estabilidad sectorial, y en consecuencia, también la económica del país. Pero un sector con un margen tan ajustado en sus operaciones, pese a ser consciente de ello, ve con preocupación una situación a la que no puede hacer frente, por falta de recursos económicos suficientes, y de talento, porque se precisa incorporar de forma urgente talento especializado frente a una lacra que parece continuará durante mucho tiempo, tanto como sea una herramienta de presión geopolítica.

Carlos Zubialde

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