El año 2024 marcó un retroceso significativo en los objetivos de reducción de emisiones de España. Según los últimos informes, las emisiones de CO₂ aumentaron un 0,9% debido al repunte en el transporte, el turismo y la actividad industrial. Este incremento refleja una vuelta a los niveles pre-pandemia en la movilidad por carretera y avión, así como un crecimiento en la producción industrial.

A pesar de los compromisos adoptados en el marco del Acuerdo de París y los objetivos de neutralidad climática de la Unión Europea para 2030, el avance hacia una economía baja en carbono se ve comprometido por este aumento. Las principales fuentes de emisiones señaladas incluyen:

  1. Transporte por carretera: Un incremento en el tráfico de vehículos ligeros y pesados ha contribuido a una mayor generación de gases contaminantes en el último año
  2. Transporte aéreo: La recuperación del turismo internacional ha elevado la frecuencia de vuelos, impactando directamente en los niveles de emisión. Recordemos que el avión es uno de los elementos más contaminantes.
  3. Industria: La reactivación de la actividad industrial en sectores intensivos en energía ha influido notablemente, así como el consumo de la energía eléctrica producida por medios no sostenibles.

Este panorama resalta la necesidad de acelerar las medidas de transición hacia energías renovables, fomentar la movilidad sostenible y adoptar tecnologías más limpias en todos los sectores. Además, los expertos señalan que el cumplimiento de las metas climáticas requiere una colaboración efectiva entre el gobierno, las empresas y los ciudadanos.

El Camino a Seguir

Siguiendo las instrucciones de las autoridades, hay varios pasos a seguir para que España pueda revertir la situación creada en el 2024:

Primero, sería impulsar inversiones en infraestructura para el transporte público, crucial para reducir las emisiones de gases contaminantes y fomentar una movilidad sostenible. La mejora de las redes de autobuses, trenes y metros, así como la incorporación de vehículos eléctricos en el transporte colectivo, puede facilitar un cambio en los hábitos de los ciudadanos hacia alternativas más limpias y eficientes. En este apartado casi siempre se suele olvidar el transporte de mercancías por ferrocarril, tema del que siempre se habla, pero poco se hace.

Otro punto importante es establecer incentivos fiscales para promover vehículos eléctricos y alternativas limpias, una medida que puede acelerar la adopción de tecnologías más sostenibles y que se demuestra en los países que sí lo hacen, pero en España no se lleva de forma correcta. Esto incluye no solo la exención o reducción de impuestos para la compra de vehículos eléctricos, sino también subsidios para la instalación de estaciones de carga y el desarrollo de biocombustibles y otros recursos renovables, tanto para particulares como para empresas.

Fomentar la investigación y el desarrollo en tecnologías sostenibles es también vital para garantizar soluciones innovadoras a los retos climáticos. Las iniciativas deben enfocarse en el desarrollo de baterías de mayor capacidad y menor impacto ambiental, sistemas de energía solar integrados en infraestructuras de transporte, y la aplicación de la inteligencia artificial para optimizar rutas y reducir el consumo energético.

La sostenibilidad no solo es una necesidad ambiental, es un factor competitivo para el futuro del país, pero que, en el caso de España, todavía está en medio de una gran incertidumbre, de la que el Gobierno también participa con sus cambios.

Carlos Zubialde

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