La Dirección General de Tráfico ha puesto en marcha una campaña específica de control de furgonetas que permanecerá activa hasta el 30 de noviembre. Coincide con una semana en la que se prevé un notable incremento de operaciones de reparto motivado por el Black Friday, periodo en el que la DGT estima más de cuatro millones de envíos adicionales en todo el territorio.

La intensificación del comercio electrónico y la elevada circulación de vehículos de reparto durante estos días han llevado a establecer dispositivos de control en distintos tipos de vías, con especial atención a carreteras convencionales y zonas de actividad logística, polígonos industriales y áreas de carga y descarga. En la operación participan agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil y policías locales que decidan sumarse a la iniciativa.

La campaña se centra en la verificación de múltiples aspectos vinculados a la seguridad vial, desde la velocidad a la que circulan las furgonetas hasta la documentación del conductor y del vehículo, el estado de la carga, el cumplimiento de la normativa de masas y dimensiones, la posible presencia de alcohol o drogas en los conductores y la vigencia de la ITV. La DGT recuerda que la siniestralidad en este tipo de vehículos mantiene niveles preocupantes. Aunque representan aproximadamente un 7,6% del parque móvil, estuvieron implicadas en más de 9.500 siniestros en 2024. En estos accidentes fallecieron 223 personas, de las cuales 89 eran ocupantes de las propias furgonetas, además de registrar más de dos centenares de heridos que requirieron hospitalización. Las cifras reflejan una tendencia similar al año anterior, con un aumento significativo de víctimas mortales.

Una parte importante de los riesgos asociados al uso de furgonetas deriva de su conducción como si se tratara de un turismo, sin tener en cuenta las diferencias técnicas y dinámicas. Estos vehículos presentan mayores limitaciones de visibilidad, con más ángulos muertos y un retrovisor posterior menos efectivo. También están sometidos a límites de velocidad inferiores a los de un turismo, tanto en vías rápidas como en carreteras convencionales, cuestión que muchos choferes de este tipo de furgonetas olvidan por completo. Su mayor altura eleva el centro de gravedad y aumenta la sensibilidad a los vientos laterales. A ello se suma una masa máxima autorizada considerablemente mayor, lo que incrementa las distancias de frenado y exige una correcta distribución de la carga para evitar pérdidas de estabilidad. Además, los neumáticos de este segmento presentan un índice de defectos superior a la media, lo que repercute en la seguridad y en el consumo, motivo por el que se recomienda un dibujo mínimo de tres milímetros, aunque la normativa permita 1,6 mm.

Con el fin de reducir la siniestralidad y mejorar las condiciones de seguridad de los vehículos utilizados en reparto urbano, la DGT y la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil han constituido un grupo de trabajo específico. Fruto de este esfuerzo, el pasado mes de agosto se publicó una instrucción que fija líneas de actuación en materia de movilidad, prevención, comunicación y planificación operativa. El objetivo es desarrollar medidas integradas que aborden los factores de riesgo más habituales y que sirvan de apoyo a campañas como la actual.

El Plan Operativo de Vigilancia y Control de Furgonetas de Reparto se enmarca en esta estrategia global, orientada a reforzar la seguridad vial desde un enfoque preventivo y disuasorio, al tiempo que promueve la formación, la concienciación y la supervisión técnica de un tipo de vehículo que se ha convertido en protagonista esencial del comercio electrónico y la distribución urbana.

Carlos Zubialde

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