Dentro de lo que entendemos como logística existen una gran cantidad de servicios y metodologías aplicadas para garantizar el mejor servicio a los clientes de una empresa. Una de las ramas de este ámbito que requiere una atención especial en cuanto a su proceso, precauciones y legislación asociada es el transporte ADR. El ADR son las siglas por las cuales se conoce al “Acuerdo Europeo sobre el Transporte Internacional de cargas peligrosas por vía terrestre”. A través de este pacto, firmado en 1957, se colocaron los pilares para la distribución de este tipo de materiales, con necesidades muy específicas a nivel de traslado pero vitales para una gran cantidad de industrias y servicios.
En España, este acuerdo sobre las mercancías peligrosas está en vigor desde 1972; la mayoría de los países europeos lo incluyen en su legislación, aunque también hay países pertenecientes a Asia y a África que lo suscriben. Si bien su base se mantiene, las normas fijadas en el tratado se han ido actualizando para garantizar tanto la seguridad ciudadana y medioambiental como la eficiencia. La normativa ADR abraza un gran número de factores como son la documentación necesaria para poder ejercer dicha actividad logística, sus modos de embalaje y las formas de transporte, carga y descarga. El acuerdo también comprende el aspecto del etiquetaje ADR, muy importante para saber en todo momento el tipo de material que se está transportando y sus necesidades de manipulación.
El tipo de transporte o vehículo empleado para la logística ADR varía, obviamente, en función del tipo de material que se vaya a contener. Por ejemplo, existe un tipo de transporte específico para materiales explosivos, de la misma manera que otros están diseñados para contener líquidos inflamables o peróxidos orgánicos. Normalmente, los materiales se contienen en cisternas fijas o desmontables, con diferentes tipos de capacidad dependiendo del tipo de material. Para que un transporte sea considerado como “apto” para el transporte ADR, es necesario contar con el llamado “Certificado de aprobación ADR”, que se puede obtener por diversas vías y que también se expide directamente en los modelos oficiales de transporte.
En cuanto al etiquetado ADR, existen toda una serie de normas relativas a este factor; es vital que la información sea clara y visible, para así evitar problemáticas de diverso tipo. Una de las indicaciones es que las etiquetas deben tener una forma cuadrada y colocada en forma de vértice, en unas dimensiones mínimas de 100 x 100 mm. Según el tipo de peligrosidad del producto, las etiquetas varían. Los tipos de materiales y su clasificación de peligro son de muy diversa clase: desde objetos explosivos a materias comburentes, pasando por gases, materiales inflamables, tóxicos o infecciosos, entre otros. Las etiquetas siempre han de quedar a la vista, independientemente del tipo de material ADR que sea; si el bulto es de pequeñas dimensiones, se colocará de la forma más visible posible que el embalaje lo permita.
Por todas estas y por otras razones, es muy importante que a la hora de contratar un servicio de estas características se cuente con expertos en logística ADR, ya que de esa manera garantizamos que obtendremos las mejores prestaciones y que la totalidad del proceso se llevará a cabo en manos de profesionales experimentados y conocedores de todas las mecánicas asociadas al correcto desempeño de esta actividad
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