Inseguridad e incertidumbre posiblemente son las dos palabras que más se están utilizando en el transporte para poder definir lo que se espera del 2025. Y para cerrar el trío se anota que el aumento de costes será también otro punto importante a tener en cuenta.

La inseguridad está sobre todo centrada en los cambios regulatorios que la Unión Europea tiene estimados que se realicen, pero que no está teniendo un desarrollo igual por países. Inseguridad también con respecto a los peajes y el pago por el uso de vías, y en concreto si se enfoca al uso de vías con la sostenibilidad, y es que el sector se teme que muchas de las políticas que se están aplicando en los países nórdicos (peajes más altos para los camiones que más contaminan), termine por extenderse a toda la unión.

¿Qué pasa con la actividad?

Parece que las malas cifras de negocios de las principales economías europeas, sobre todo Alemania y Francia, suponen una amenaza para el crecimiento de las mercancías a transportar, en concreto los implicados en el transporte internacional. Pese a las buenas previsiones de crecimiento de la economía de España (se estima en un 2.8%), está muy relacionada con actividades como el turismo, que no tienen un impacto tan directo en el transporte, por lo que se espera que si, exista un crecimiento en el transporte nacional, pero más moderado que el que se estima para el conjunto de la economía española.

Esta situación sería una prolongación de la que se ha vivido durante el año 2024, donde el transporte nacional ha estado en unas cifras positivas de crecimiento tanto en kms recorridos como en toneladas transportadas, frente al estancamiento del transporte internacional, y por no decir, de recesión en el caso de los tráficos con Alemania y Francia, principales socios de España.

La diferencia entre el 2024 y el 2025 podría estar sobre todo en el aumento de la inseguridad, ya que la incertidumbre económica parece algo más controlada para España que a principios del 2023. Todos los temas relacionados con la sostenibilidad y la electrificación generan en el sector una incertidumbre de gran tamaño. No solo para el transporte de distribución y última milla, que debe de lidiar con las Zonas de Bajas Emisiones y las regulaciones municipales, que cambian dependiendo del color político o incluso como en el caso del Ayuntamiento de Madrid, hace moratorias a pocos días de la entrada en vigor del mismo.

El transporte de larga distancia está observando con mucha preocupación a los "futuros" potenciales peajes que se le puede establecer por las emisiones de CO2, que unido a una alta potencial volatilidad del petróleo, consecuencia de la tensión que se vive en la zona de Oriente Próximo, pondría en serios aprietos al transporte.

Los costes

Otro foco importante y de preocupación para el 2025 es el alza de los costes que puede tener que soportar el sector. Además del ya mencionado alza del precio del petróleo, con el que hay que estar muy vigilante, el transporte tendrá que soportar un alza de todos los costes de su actividad.

Por ejemplo, está previsto un alza de los costes salariales derivada de la normativa que quiere implantar el Gobierno de España para reducir la jornada laboral. Esta reducción tendría un impacto muy directo en un sector todavía poco digitalizado en sus equipos, operaciones y que, además, precisa de una importante masa de trabajadores en sus almacenes logísticos y los conductores que necesita para el transporte de las mercancías.

Otro coste que tiene previsión de subir es el relacionado con la adquisición de los camiones, la renovación de los neumáticos y los seguros que dan cobertura a la actividad. Y por si esto no fuera poco, también hay previsión de una subida generalizada de los peajes, sobre todo como ya mencionábamos anteriormente, los relacionados con las emisiones de CO2, pese a que el Gobierno Español parece ratificarse en que, al menos a corto plazo, no se implantarán en España.

Carlos Zubialde

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