Es la consecuencia que puede suceder si sale adelante el impuesto que la ONU quiere imponer al transporte marítimo a nivel mundial. Cierto es también que muchas de las compras que se realizan en los portales chinos como Aliexpress por ejemplo, terminan viajando a España vía aérea, pero según las cifras que se manejan, a nivel mundial, el 90% del comercio utiliza la vía marítima como medio de transporte.
El transporte marítimo es uno de los grandes contaminantes en el mundo, aunque la mala fama se la lleve el transporte terrestre, y es que tenemos que recordar que los grandes buques portacontenedores, tienen capacidades de entre 13.000 y 40.000 contenedores. La Organización Marítima Internacional cree que poner un impuesto al transporte marítimo puede racionalizar su uso, sobre todo para el comercio de compras de productos muy baratos como los que se venden en Aliexpress, Shein y plataformas similares.
Las cifras no engañan, el transporte marítimo es el causante del 3% del total mundial de los gases de efecto invernadero, incluso un poco por encima de lo que supone la aviación. Las flotas actuales además son barcos con edades muy altas, en el 2023 el promedio de edad de los barcos de transporte era de 22 años, y el 50% tenía más de 15. Con estos datos, la descarbonización del sector se hace, por un lado, necesario, pero, por otro lado, preocupante por la falta de movilidad de las navieras, que prefieren continuar con los buques actuales, intentando sacar el máximo rendimiento posible.
Con todo esto, la agencia de las Naciones Unidas, que regula el sector del transporte marítimo, acaba de poner sobre la mesa el primer impuesto mundial al carbono de los buques de carga. La propuesta obligaría a las navieras a pagar un impuesto por cada tonelada de carbono que emitan al quemar combustible, y la ONU es optimista para que este impuesto pueda ser una realidad a mediados del 2025.
Cobrar por las emisiones de carbono de los buques podría repercutir básicamente en todo lo que se compra y que esté producido en otros países: la ropa, los móviles y la tecnología de China, el café de Colombia, las camisetas o los vaqueros “made in Vietnam” que llegan por barco.
Este impuesto, además de la parte recaudatoria (que la tiene y muy marcada), hace pensar a las autoridades que producirá un cambio en los hábitos de consumo, y además, empujará a las navieras en el proceso de descarbonización de sus barcos. Quedará por ver primero si el impuesto finalmente es ejecutado, y su posterior efectividad.
Carlos Zubialde
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