Es lo que se avecina, una medida impopular, sí, pero que cada vez está siendo de mayor aplicación en distintas ciudades, como Nueva York, la última en subirse a la aplicación de una tasa por acceder a una zona, en este caso Manhattan.

Le llaman "tasa de congestión", y el Ayuntamiento de Nueva York cobrará 15 dólares por acceder en coche a la zona de Manhattan, en una tasa muy similar a la que ya se cobra en ciudades como Estocolmo, Londres o Milán.

Esta tasa tiene una doble vertiente, una disuasoria con el objetivo de que el número de vehículos que acceden a la zona sea menor; y, por otro lado, uno de recaudación, estimado en cerca de 1.000 millones de dólares en el caso de Nueva York, que serán destinados al transporte público según las autoridades.

En España, en breve se aplicará la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) para ciudades de más de 50.000 habitantes, y no está previsto, por el momento, aplicar una tasa como herramienta para reducir el tráfico en las urbes. En el caso de Estados Unidos, la propia distribución de las ciudades es diferente a las de Europa (ciudades con zonas residenciales muy alejadas de los centros urbanos, muy dispersas y que precisan del coche para la movilidad), pero esto no debe de llevarnos a engaño, ya que la fórmula de la tasa por acceso o por congestión ya se aplica en ciudades europeas como Milán o Estocolmo.

Además, en el caso de Nueva York, la tasa es de 15 dólares para los vehículos, pero es de 22 dólares para las furgonetas (todas las de reparto, por ejemplo), y de 33 dólares para los camiones. En el caso del ciudadano corriente de Nueva York, lo que se pretende es que no "pierda" tantas horas en los atascos (hay un cálculo que cada ciudadano pierde al año 236 horas, casi 4 días en atascos), aliviar el tráfico, mejorar la calidad del aire, y como no, aumentar los ingresos de las arcas públicas.

Efecto dominó

Este tipo de tasas tienen añadido un "efecto dominó" cuando su aplicación es solo para una zona determinada, como puede ocurrir cuando en cualquier ciudad se restringe el aparcamiento con zonas azules, por ejemplo. Al aplicarse este tipo de tasas, las ciudades o barrios periféricos, sufren una mayor presión de desplazamiento, como en este caso es el de Nueva Jersey, una ciudad dormitorio de Nueva York, y qué gran parte de sus vecinos se desplazan a Manhattan a trabajar.

No solo se da un efecto dominó en lo geográfico, también en todos los sectores afectados. La tasa de Nueva York se aplica en un horario determinado (de 05:00 a 21:00 entre semana y de 09:00 a 21:00 el fin de semana), lo que supondrá un desplazamiento de vehículos a las horas "gratuitas".

Y también habrá un efecto dominó en los precios de los servicios como los Taxis, obligados a pagar 1.25 dólares que seguro pagará el pasajero, o de 2.50 dólares para los VTC como Uber. No es solo esto, además en los días que se estipule que es posible una "alerta por atasco" (navidades, etc), la tasa aumentará un 25%, ni más ni menos.

Con todo esto, ya que los residentes tendrán una amplia bonificación, como es normal, han aparecido las primeras falsificaciones, y es que las páginas de ventas online de estados Unidos ya están llenas de ofertas de matrículas "falsas" para ahorrarse el peaje. No de extrañar, porque todos van a tener que pasar por caja, incluidos los propios agentes de policía que vivan fuera de Manhattan y tengan que acceder a su puesto de trabajo.

Dos modelos distintos, por el momento

Es cierto que este modelo de aplicación de tasas no es el más extendido, exceptuando ciudades con importantes volúmenes de tráfico como los son Milán, Londres o Estocolmo. En el resto, se impone el modelo de las zonas de bajas emisiones para fomentar esa descongestión, prohibiendo el acceso al centro de los vehículos más contaminantes.

Pero la gran duda que se plantea con el modelo de las ZBE, es si la renovación de los parques de vehículos será el estudiado, o por contra, se ralentizará, en cuyo caso, no se llegaría a los objetivos medioambientales, y se podría imponer el sistema de aplicación de las tasas por acceso o congestión.

Fuera como fuere, el sector del transporte está plenamente afectado por la situación, y no sería de extrañar que en un periodo no muy lejano, se pudiera empezar a ver un traslado de los costes que todo esto supone hacia el cliente, sobre todo, hacia el destinatario de las compras de ecommerce.

Carlos Zubialde

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