Las entregas de ecommerce a domicilio gratis, pasarán a la historia

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Las entregas de ecommerce a domicilio gratis, pasarán a la historia

Llevamos ya un tiempo considerable informando que las entregas de ecommerce a domicilio no son sostenibles medioambientalmente, económica ni sociolaboralmente; las instituciones llevan tiempo pensando como poder atajar este problema, con propuestas en ocasiones muy peregrinas y de poca aplicación pr

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Llevamos ya un tiempo considerable informando que las entregas de ecommerce a domicilio no son sostenibles medioambientalmente, económica ni sociolaboralmente; las instituciones llevan tiempo pensando como poder atajar este problema, con propuestas en ocasiones muy peregrinas y de poca aplicación práctica.

Una de ellas es la que han llamado “tasa amazon”, una tasa que quiere imponer el Gobierno de España en las entregas de paqueteria a domicilio. La propuesta viene desde el ministerio de Hacienda y su objetivo no solo es incluir en la tasa a las empresas de comercio electrónico, sino a cualquiera que haga entregas de paquetes a domicilio.

El origen de la tasa sigue siendo la misma, se entiende que para hacer una entrega a domicilio, la empresa de comercio electrónico contrata a una empresa de transporte (o lo hace por sus propios medios, como el caso de Amazon), empresa que “ocupa espacio público” para realizar dicha entrega. Se quiere grabar precisamente esa ocupación del espacio público, atacando la falta de sostenibilidad medioambiental de este tipo de entregas, pero olvidando completamente la vertiente laboral.

Cuando se plantean este tipo de tasas, encontramos 3 posibles “pagadores” de la misma:

1-El generador (el comercio electrónico)

2-El transportista

3-El cliente final o receptor

De las 3 opciones casi todas las direcciones han apuntado al transportista, entendiendo que en muchas ocasiones no es posible el control sobre el generador (el comercio electrónico), ni tampoco al cliente final. Como siempre, el eslabón más débil es el transportista.

Este planteamiento no es solo en España, es compartido en otros lugares del mundo como por ejemplo Estados Unidos o Reino Unido, que cuentan con ciudades como Nueva York que sufren grandes congestiones de tráfico. En esta ciudad llevan más de un año planteando la idea de gravar con un impuesto de 3 dólares por paquete que se reparta en la gran manzana, pero siguen sin poder “cuadrar” como implementarlo.

También no debemos de perder de vista que la situación actual es fruto de varias situaciones históricas como lo fue la crisis económica del 2008-2013 y la pandemia del Covid 19. El comprador de ecommerce ha sido “agasajado” con la comodidad de recibir el envío en casa, sin coste alguno. Por ello, la elección de entrega a domicilio es superior a la de otras modalidades como la entrega en consignas o puntos de conveniencia, por ejemplo.

Queda claro que los puntos de conveniencia son menos cómodos para los clientes en un planteamiento inicial, aunque convenientes en el caso de quienes difícilmente coinciden en casa con la llegada del mensajero. Son además un respiro para las finanzas del ecommece, ya que se ahorra un dinero respecto a la entrega a domicilio; y para la propia ciudad, que aligera el tráfico y las emisiones urbanas.

Llegados a este punto, cabe preguntarse, ¿a quién beneficiaria una tasa así?

Además del efecto recaudatorio (seguro que mucho menor del esperado por el Gobierno), este tipo de tasas siempre benefician a los más grandes. ¿Quién es el ecommerce más grande?

Efectivamente, el mayor beneficiado sería la propia Amazon, la que da nombre a la tasa. Amazon ha generado un ecosistema de servicio con sus clientes, donde la entrega a domicilio y gratuita (bueno, no tanto porque deben de pagar el programa Prime que tiene un coste anual); si se establece una tasa, el Gobierno estará haciendo un favor tremendo a la compañía americana, excluyendo a muchos de sus competidores que deberán de pagar igual que ellos dicha tasa, pero que no poseen el músculo financiero como para poder asumirlo.

El incremento de los costes es fácilmente asumible para Amazon durante un plazo de tiempo en el cual dicha tasa puede “expulsar” a un gran número de sus competidores, para en una fase posterior poder asumir dicha tasa parcialmente, imputando parte de ese coste  de entrega a domicilio directamente al comprador.

Atención a la evolución de las tasas de este tipo, no sea que por querer tener unas ciudades con menos tráfico, se logre esquilmar más todavía el comercio autóctono.