Es lógico que se ponga el foco sobre cuando pagan las facturas los clientes, y que estos lo hagan dentro de los plazos establecidos por la ley de pagos de transporte. Pero en pocas ocasiones se pone ese mismo foco y esfuerzo para detallar las facturas que los clientes no pagan a sus proveedores de transporte, y la cifra da para hacer una reflexión: la deuda por facturas impagadas en el transporte se ha duplicado desde el 2020.
Los datos los publico RedClaimer, la plataforma LegalTech especializada en la reclamación automatizada de facturas impagadas, y que ha presentado los resultados del sector del transporte, incluyendo paquetería y última milla. Y según sus datos, la antigüedad media de las facturas impagadas a las empresas de transporte ha pasado de los 107 días en el año 2020 a los 280 días en el 2024.
Profundizando en los datos, el sector transporte y paquetería representa un 5,4% de las reclamaciones amistosas gestionadas, el valor medio de las facturas impagadas que gestionan es de 4.800 euros, inferior a la media de otros sectores debido al ticket medio tan bajo (el precio de los servicios son en comparación con otros sectores, de poco importe).
Esta cifra, la de la reclamación, ha mostrado un alza, alcanzando en 2024 un valor de 6.200 euros frente a los 4.800 euros del 2020, lo que supone un aumento de casi un 30% en el volumen de las facturas reclamadas. Es de señalar que este incremento, junto con la alta rotación de pequeñas empresas y autónomos en el sector (la altísima atomización del mismo), hace que el riesgo de impagos sé mucho mayor, y por consecuencia, la dificultad de recuperación aumenta también de forma muy importante.
Y es esa atomización precisamente otro de los problemas para recuperar la deuda. Se estima que el transporte es un sector de alta volatilidad por la alta rotación y atomización, que unido a los cortos plazos que se tienen para reclamar las deudas, su no cobro final sea una realidad y es que cuando hay plazos tan cortos como los que tiene el transporte, tener una buna y rápida política de reclamación es fundamental.
En el fondo, lo que se aprecia es que los clientes son perfectos conocedores de la "debilidad" de sus proveedores de transporte (estructuras muy justas de personal, por ejemplo), además de conocer perfectamente los plazos de reclamación. La consecuencia final es que los malos pagadores, quedan en esa parte final de pagadores a muy largo plazo o directamente, entran en las de pendiente de cobro, sabiendo que en muchas ocasiones, eso no les acarreará mayor problema porque esa empresa de transporte no tiene los recursos necesarios para una buena y correcta gestión del cobro.
Carlos Zubialde
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