Mercados energéticos muestran mayor resiliencia ante conflicto entre Israel e Irán y reducen la prima de riesgo en los precios del petróleo

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Mercados energéticos muestran mayor resiliencia ante conflicto entre Israel e Irán y reducen la prima de riesgo en los precios del petróleo

Los mercados energéticos muestran una notable resistencia ante el conflicto en Oriente Medio, ajustando sus expectativas y reduciendo la prima de riesgo en los precios del petróleo.

Descripción

El reciente movimiento en los precios del petróleo durante el conflicto entre Israel e Irán destaca la mayor eficiencia de los mercados energéticos y los cambios estructurales en el suministro mundial de crudo. A diferencia de conflictos pasados en la región, la reacción del mercado ha sido relativamente moderada, señalando una reducción significativa en la prima de riesgo asociada a las tensiones en Oriente Medio.

Tras el ataque inesperado de Israel a Irán, el precio del Brent alcanzó un pico de 81,40 dólares por barril, desde menos de 70 dólares previos al conflicto, pero posteriormente cayó a 67 dólares tras la declaración de un acuerdo de cese al fuego entre ambas naciones. La percepción de que no habría interrupciones severas en el flujo de petróleo, como el bloqueo del estrecho de Hormuz, se confirmó, ya que las exportaciones continuaron sin mayores alteraciones durante toda la crisis.

El margen de oscilación del 15% en los precios revela que los inversores han reducido considerablemente la prima de riesgo en relación con las tensiones geopolíticas en la región. La historia del mercado petrolero muestra que eventos como el embargo árabe de 1973, la revolución iraní de 1979, la invasión de Irak a Kuwait en 1990 y la segunda guerra del Golfo en 2003 provocaron aumentos abruptos en los precios, aunque en porcentaje estos efectos han sido cada vez menores con el tiempo.

Varios factores explican esta tendencia. En primer lugar, los mercados actuales disponen de información más precisa y tecnologías avanzadas, como la vigilancia satelital y el seguimiento en tiempo real de la producción y el transporte de petróleo, lo que permite una evaluación más racional de los riesgos. En este conflicto, las expectativas de interrupciones significativas se minimizaron al conocer que Irán probablemente no podría o no querría mantener un enfrentamiento prolongado que afectara las rutas marítimas.

Por otro lado, los países productores en la región han aprendido de conflictos anteriores y han desarrollado infraestructuras para evitar dependencias excesivas del estrecho de Hormuz. Arabia Saudí, por ejemplo, dispone de un oleoducto que atraviesa tierra desde el Golfo hasta el mar Rojo, con una capacidad de cinco millones de barriles diarios, que podría ampliarse. Emiratos Árabes Unidos también cuenta con rutas de transporte alternativas y reservas estratégicas en Asia y Europa, garantizando la continuidad del suministro en caso de interrupciones momentáneas.

Asimismo, la disminución de la participación de Oriente Medio en la producción global de petróleo, que pasó del 50% en los años 70 al 33% en 2023, ha reducido la influencia de la política regional en los precios internacionales. El aumento de la producción en Estados Unidos, Brasil, Canadá y China ha diversificado la oferta y hecho el mercado más resistente ante conflictos en la región.

En definitiva, el conflicto entre Israel e Irán refuerza la idea de que la relación entre la política en Oriente Medio y los precios del petróleo se ha debilitado y probablemente lo hará de forma permanente. Aunque el riesgo geopolítico pueda aumentar, no se espera que los precios del petróleo sigan subiendo de manera significativa, dado que los fundamentos del mercado global son ahora más sólidos y diversos. La historia reciente demuestra que los efectos de las tensiones en la región se diluyen con el tiempo frente a la capacidad del sistema global para adaptarse y mitigar los impactos.