Podría parecer que nunca llegaría, después de tantos y tantos meses, en precios por las nubes, pero llego, los niveles de los fletes de transporte marítimo están a la baja, y de verdad, no solo de forma puntual.

Como dice la famosa frase de Bill Clinton, "¡es la economía, estúpido!", y así se repite, de forma cíclica. Al igual que la situación creada por la pandemia en el año 2020, que hizo que el viento fuera de cola para las compañías navieras, es ahora la economía quien ha rolado el viento para ponerlo de frente, y no solo frenar las grandes cifras de negocio y beneficios, sino también imponer un color negro, muy negro sobre las futuras previsiones.

El parón que está sufriendo la economía mundial es más fuerte que los intentos de las navieras por "controlar" el precio; acciones como reducir capacidades, hacer salidas "en blanco" o similares para mantener el precio elevado, se está topando con la realidad, y es que el consumo mundial se ralentiza de forma más rápida de lo esperado.

Si hace meses faltaban contenedores, el problema ahora es que no se sabe qué hacer con tanto contenedor vacío; si hace meses el problema era que podían darte un booking para cargar, pero dejarte el contenedor en tierra, ahora no hay aparente problema en lograr espacio en los barcos.

La gran pregunta que nos podemos hacer, es cual será el camino que tomaran los grandes grupos de navieras caros al futuro, teniendo claro que su idea de verticalizar el servicio no tiene marcha atrás, y que sus cuentas bancarias tienen una magnífica salud para poder afrontar tiempos turbulentos.

Artículo de opinión de Carlos Zubialde

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