La ciudad de Barcelona ha iniciado un proyecto piloto orientado a la movilidad urbana sostenible. El Ayuntamiento de Barcelona, junto con la Fundación 'La Caixa' y la Universidad Politècnica de Catalunya, ha desarrollado un prototipo de vehículo eléctrico y autónomo para la distribución de paquetería en el centro de la ciudad. Este proyecto tiene como objetivo reducir el impacto medioambiental, el ruido y la congestión del tráfico asociados a los medios de transporte convencionales.
El vehículo autónomo está diseñado para realizar repartos de corta distancia. Su prueba en el centro histórico de Barcelona busca explorar nuevas alternativas para la distribución de mercancías de última milla en una ciudad muy saturada como lo es la ciudad condal. Esta iniciativa se alinea con el objetivo de la ciudad de implementar sistemas de transporte sostenibles, en concordancia con el concepto de superislas, el cual prioriza al peatón.
Los responsables del proyecto estiman que la introducción de robots autónomos podría transformar el actual modelo de distribución urbana. El objetivo principal es desarrollar un modelo de distribución más eficiente y sostenible, minimizando los inconvenientes asociados al uso de vehículos tradicionales. La implementación de estos robots permitiría repartir en horarios más flexibles, incluidos momentos de menor congestión o durante la noche, reduciendo así el impacto acústico.
Evolución del proyecto piloto
Actualmente, el proyecto se encuentra en su fase final de pruebas, en la cual se evalúa la capacidad del vehículo para operar de manera autónoma en entornos urbanos densos. Estas pruebas se realizan con la presencia de un operario de seguridad para garantizar su correcta operación. Además, una parte fundamental del estudio consiste en evaluar la aceptación ciudadana y la interacción de la población con esta tecnología.
La interacción con los peatones representa uno de los mayores retos del proyecto. Durante las pruebas, se ha observado que los ciudadanos tienden a acercarse al vehículo autónomo, lo cual puede bloquear o interrumpir su trayecto. Esta interacción proporciona datos valiosos para comprender la percepción ciudadana sobre la presencia de estos robots en el entorno urbano y determinar si se consideran un elemento beneficioso o una intrusión en el espacio público.
Este prototipo de vehículo no se limita al reparto de paquetería general, sino que contempla múltiples aplicaciones, desde el transporte de mercancías desde mercados hasta comercios locales, pasando por la distribución de alimentos que requieren control de temperatura, hasta el traslado de piezas en polígonos industriales.
El proyecto cuenta con el respaldo financiero del Ayuntamiento de Barcelona y la Fundación 'La Caixa', quienes han destinado más de 145.000 euros para su desarrollo. La financiación se enmarca dentro de una convocatoria que promueve soluciones innovadoras para desafíos urbanos relacionados con la sostenibilidad y el cambio climático.
En un contexto donde la urbanización crece y las soluciones ecológicas son cada vez más necesarias, la apuesta de Barcelona por esta tecnología puede sentar un precedente para otras ciudades. De resultar exitoso, este proyecto piloto podría allanar el camino hacia la implementación de sistemas similares en otras urbes, pese a que se avistan importantes problemas para su implementación real, sobre todo como indicábamos, por esa interacción con el resto de peatones.
Carlos Zubialde
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