En ciertas ocasiones el ser humano tiende a intentar tropezar con la misma piedra para asombrarse de la misma forma que lo hizo la  última vez de su tropiezo, en un maquiavélico juego mental donde la situación ocasionada es fruto de la casualidad, de la alineación de los astros o de otro cualquier motivo ajeno a uno mismo, o eso creemos los humanos.

No en vano el dicho de que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra no es exacto del todo, alguno lo hacen tres, cuatro, cinco e incluso hay quien hace de ese tropiezo la base de su propia vida, y es que para esto podemos encontrar de todo en la fauna humana.

El ámbito profesional no escapa a estos intentos de volver, volver, volver, volver y volver a tropezar, un bucle algo modificado de aquel que hizo tan famoso el entrenador de futbol Luis Aragones, solo que algunos conceptos no son los mismos y el mensaje tampoco.

En transporte por desgracia es habitual encontrar situaciones manejadas por este tipo de profesionales, que repiten y repiten los errores pasados sin que los resultados cambien. Todo empieza con una orden del tipo: tenemos que reducir el coste del transporte inmediatamente!!!

La orden activa a nuestro interlocutor, da igual que sea un director logísticos, un jefe de compras o aquel al que pusieron al frente de las cuestiones logísticas y de transporte en la crisis anterior cuando despidieron a casi toda la plantilla, y que no ha realizado ningún cambio desde entonces. Es muy sencillo, si por un viaje de camión hasta nuestro cliente en Paris pagamos 750€ por ejemplo, le decimos que bajamos un 10%, si el transportista quiere seguir trabajando con nosotros o nos cobra 675€ o buscamos otro proveedor. Problema difícil resuelto con sencillez.

Pues no, señores, error!!!!

Incluso pagando 800€ ese viaje podremos estar pagando menos, si si, pagando mas podemos terminar pagando menos. ¿Cómo? El verdadero coste de un transporte de ese tipo no esta en el precio por kilómetro que se pague, sino en el precio por kilo que se paga. Si mandamos un camión con una ocupación del 85% de la capacidad total de 24.000 kilos, en el ejemplo que hemos dado estaríamos pagando el kilo a 0.03677€. Tenemos que anotar que estamos transportando un 15% de aire, una capacidad de 3.600 kilos completamente vacio.

Si llenamos ese mismo camión pero al 100% de su capacidad (24.000 kilos) y pagáramos el mismo precio por kilo que teníamos cuando lo llenábamos al 85% (20.400 kilos), el precio del porte ascendería a 882.35€. Es decir, que incluso pagando 800€, el precio por kilo seguiría siendo menor que el que pagamos con 85% de carga y 750€ ( pagaríamos el kilo a 0.03333€ frente a 0.03677€).

Esta claro que la mejor situación es cargar al 100% y pagar los 750€, entonces la pregunta es, ¿Cuál es el motivo de no hacerlo?

Se pueden enumerar bastantes motivos (falta de preparación del personal que gestiona el transporte, falta de tiempo, apatía, sobrecarga de trabajo…), pero la principal es que las empresas no utilizan ninguna herramienta digital para este tipo de gestiones. La primera herramienta nos debe de permitir la gestión integral de los transporte, una “torre de control”, no un TMS al uso sino uno mas avanzado con indicadores de predicción de demanda por ejemplo.

Y la segunda herramienta e imprescindible es utilizar un optimizador de cargas, una herramienta que nos ayude en gestionar la carga, en optimizar la estiba en el camión para poder aprovechar al 100% toda la capacidad tanto de espacio (volumen) como de peso. Una herramienta de este tipo nos ayudará a lograr el objetivo de carga del 100%, que es el medio de abaratar el coste de transporte porque lo que se hace es optimizar el recursos (el camión), en lugar de “apretar” al recurso para lograr un ahorro que es “supuesto”, ya que el trabajo anterior esta lleno de ineficacias.

Lo que ocurre es que solo se intenta ver la cifra que se le paga al transportista en lugar de observar la cadena de ineficiencias que existen anteriormente, puntos donde si se pueden crear grandes ahorros, mucho mas cuantitativos que “apretar” a la empresa de transporte.

Artículo propiedad de Carlos Zubialde

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