Comprender la huella de carbono en el transporte es fundamental para abordar el impacto ambiental de nuestras actividades diarias y empresariales. La huella de carbono del transporte se refiere a la cantidad total de gases de efecto invernadero emitidos durante el desplazamiento de los vehículos que realizan las labores propias de transporte. Se mide en unidades de dióxido de carbono equivalente (CO2e), que agrupan diferentes gases de efecto invernadero en una métrica común basada en su capacidad de calentamiento global.

Cada medio de transporte tiene un impacto ambiental diferente, en el transporte terrestre en concreto eta influido por factores como la distancia recorrida, el tipo de combustible utilizado y la eficiencia energética del vehículo.

Es crucial reconocer que la huella de carbono del transporte no se limita a las emisiones directas de los vehículos. También incluye las emisiones relacionadas con la fabricación, mantenimiento y desecho de los vehículos, así como la infraestructura de transporte como carreteras y aeropuertos, aunque generalmente solo se suele poner el foco en la emisión directa y no tanto en la indirecta.

Consecuencias de la huella de carbono del transporte

La huella de carbono del transporte tiene consecuencias significativas para nuestro planeta y sociedad, por ello, en los últimos años las autoridades mundiales están activando distintos planes para la reducción de las emisiones.

En el caso del transporte, la Unión Europea ha determinado un plan para la descarbonización del sector con el objetivo de eliminar los motores de combustión interna y que estos sean sustituidos por motores eléctricos de cero emisiones.

Las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes del transporte suponen un 30% del total de las emisiones, y tenemos que tener en consideración la importancia de su reducción ya que estos gases atrapan el calor en la atmósfera, resultando en un aumento de las temperaturas globales, fenómenos climáticos extremos y alteraciones en los ecosistemas.

Otro aspecto importante es la congestión urbana, y es que el aumento continuo de vehículos individuales en las ciudades provoca congestión del tráfico, resultando en retrasos, pérdida de productividad y mayores emisiones de gases de efecto invernadero debido a los atascos. Este aspecto también está siendo objetivo de las políticas de sostenibilidad de la Unión Europea, cuya consecuencia final son por ejemplo la aplicación de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE).

Estrategias para reducir las emisiones en el transporte

A partir de los años venideros, todas las empresas de la UE deberán de medir la huella de carbono que emiten tanto en su propia actividad, así como la que emiten también sus proveedores, como son las empresas de transporte, en este caso, lo que se conoce como alcance 3 de las emisiones de CO2.

Para poder reducir las emisiones, los cargadores pueden trabajar conjuntamente con sus proveedores de transporte, implantando desde vehículos eléctricos o fomentar el uso de combustibles alternativos.

Otra línea de trabajo muy interesante es la que han emprendido otras empresas de transporte como por ejemplo Abian Service, una de las compañías líderes en España en transporte directo, que ha elaborado un programa enfocado a ofrecer a los clientes el registro de la huella de carbono que están generando en los transportes que realizan para ellos. La información generada de la huella de CO2 por parte de Abian Service, es facilitar al cliente para que este pueda, además de estar informado, incluir en sus auditorías, trabajar en otras dos interesantes líneas como son el estudio de la reducción de esa huella y la compensación de la misma.

Medir profesionalmente la huella de carbono en el transporte implica considerar varios componentes esenciales, cuestión que en Abian Service han tenido claro desde el principio, por lo que miden la huella de carbono que emiten para los transportes directos de sus clientes en:

  • Consumo de combustible: La cantidad de combustible consumido está directamente relacionada con las emisiones de CO2. Esta información se puede obtener fácilmente a partir de los datos de consumo del vehículo.
  • Tipo de carburante: Las emisiones varían según el tipo de combustible utilizado por el vehículo.
  • Distancia recorrida: A mayor distancia recorrida, mayores serán las emisiones de CO2. Por lo tanto, es esencial considerar la distancia total al evaluar la huella de carbono.
  • Orografía: De igual forma que la distancia, medir los porcentajes de subida y bajadas es importante, ya que impacta en el consumo de combustible y como no, en la emisión de CO2.

Pasos para evaluar la huella de carbono del transporte

Las estratégicas para reducir las emisiones de CO2 de forma habitual tienen que seguir una serie de pasos que permitan primero una evaluación de la situación, para poder marcar los objetivos posteriores de reducción.

Otra cuestión importante es contar con la colaboración de los proveedores de transporte, y que estos estén familiarizados y alineados con los mismos, de forma que la información proporcionada tenga la utilidad necesaria para lograr el objetivo de la reducción de las emisiones de CO2 asociadas al transporte.

Para definir los pasos y procesos, desde Abian Service por ejemplo, realizan jornadas de trabajo con el cliente para que la alineación sea perfecta. Los pasos más importantes sobre los que trabajan son:

  1. Recopilación de Datos: El primer paso es recopilar todos los datos relevantes relacionados con las actividades de transporte, incluyendo consumo de combustible, distancias recorridas, tipos de vehículos y emisiones de gases de efecto invernadero.
  2. Clasificación de Emisiones: Las emisiones se clasifican en dos categorías principales: directas e indirectas. Las emisiones directas son producidas por los propios vehículos, y es la que se proporciona al cliente para sus auditorias.
  3. Cálculo de Emisiones: Utilizando factores de emisión específicos para cada tipo de combustible y vehículo, se calcula la huella de carbono para obtener una imagen precisa de las emisiones.
  4. Análisis de Resultados: Se analiza los resultados para identificar las principales fuentes de emisiones y las áreas donde se pueden realizar mejoras. Esto puede incluir la identificación de vehículos ineficientes y la optimización de rutas, cuestión en la que Abian Service ya trabaja con la implantación de tecnología de Inteligencia Artificial en el proceso de planificación de los transportes directos.
  5. Seguimiento e Informes: Es crucial monitorizar junto al cliente regularmente el progreso y actualizar la evaluación de carbono en consecuencia. Estos datos son esenciales para evaluar la efectividad de las acciones y comunicar los resultados a las partes interesadas.

Como se puede observar, la huella de carbono del transporte es una preocupación crítica que requiere la atención tanto de individuos como de empresas. Medir y reducir esta huella es esencial para mitigar el cambio climático, además de ser ya un requerimiento por parte de las instituciones europeas. A través de estrategias efectivas y un compromiso con la sostenibilidad, como el demostrado por Abian Service, los cargadores pueden avanzar hacia un futuro más verde y sostenible en la gestión de sus transportes.

Carlos Zubialde

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