El objetivo de acortar las cadenas de suministro es algo que está encima de la mesa de todo director logístico o de Supply chain desde hace un par de años, desde el momento en el que el Covid 19 hizo saltar por los aires todas las cadenas de suministro y los flujos mundiales.
Hace un par de años, recibir un contenedor de mercancía en Europa desde China, además de un precio muy reducido, funcionaba con un porcentaje muy alto de eficiencia, sobre la que se construyeron los modelos de Just in Time importados desde el transporte terrestre.
Pero desde el momento que esto dejo de funcionar, las empresas han estado obligadas a buscar alternativas; una de ellas es buscar productores, proveedores o suministradores en mercados más cercanos, mientras que la segunda es buscar otras alternativas de transporte cuando no se tiene alternativa al mercado de china.
¿Alternativas?
Solo tenemos dos, el conocido por avión, y el desconocido, por carretera, en camión. Esta última alternativa se ofrece de forma cada vez más habitual por operadores de transporte, debido sobre todo a los cuellos de botella que se producen en China, donde la política de cero Covid, lleva en ocasiones al cierre de fábricas, puertos o perimetrar ciudades enteras.
Sobre el papel, el camión no se presenta como la mejor alternativa para importaciones de China, pero es una opción que cada vez toma más cuerpo y el volumen de mercancías que se transporta, cada vez es mayor. El plazo medio puede estar entre los 20 y 22 días, debemos de tener en cuenta que la distancia desde Shanghai hasta, por ejemplo, Madrid, ronda los 13.000 kilómetros, que suponen unas 160 horas de conducción.
El transporte por carretera intenta posicionarse como la alternativa a los 2 medios tradicionales, mejorando en unos 10 días aproximadamente el tránsito comparado por marítimo, pero siendo más económico que el transporte por vía aérea.
Como se puede imaginar, es un servicio que se ofrece con la modalidad de doble conductor, para poder cumplir con el objetivo de los 20 días de trayecto. Es posible que en el futuro puedan plantearse modalidades por relevos, que no mejorarían los tránsitos, pero si mejoraría la vida profesional de los conductores.
La ruta en sí comienza fuera de China-el transporte interior del país está reservado únicamente a empresas chinas, no se acepta la posibilidad de que lo hagan empresas extranjeras-, pasando por Kazajistan, Bielorrusia, Polonia, Alemania, Bélgica, Francia y finalizar en España. Como se puede ver, esta ruta tiene un potencial problema con Bielorrusia, país que está bajo la lupa de las autoridades como la Unión Europea como la OTAN, por su apoyo a Rusia.
Otro aspecto a tener en cuenta es la flexibilidad que ofrece esta alternativa, ya que el trayecto comienza cuando la carta está preparada, sin que esta tenga que ajustarse a los días o programas de salidas de barcos o aviones.
Por último, comparando con el tren, que es otra alternativa que también está encima de la mesa, el tránsito es mejorado en el caso del transporte por carretera, de forma que podemos estar ante la real alternativa para las importaciones desde China.
Artículo propiedad Carlos Zubialde
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