Lo que en logística es conocido como “efecto látigo”, se está convirtiendo en una rutina para la mayoría de empresas industriales. Evitar los parones de producción por falta de materias primas o productos necesarios está provocando ya la escasez de estos, además de agravar y tensionar las cadenas de suministros.
El efecto látigo consiste en la creación de una demanda “artificial” por parte de algún actor de la cadena de suministros, por ejemplo, de la industria que hace una previsión de venta muy superior a la que pueda estimarse. En ese caso, esta industria lo que hace es aprovisionarse de más material, ante esa previsión, creando una demanda interna “ficticia”, que arrastrará a otros competidores, creando un efecto de látigo que tensiona la cadena de suministro en su totalidad.
Actualmente, las factorías españolas intentan llenar sus almacenes de materia prima y productos intermedios, en un modo de “previsión” ante la escasez de suministros y de los problemas de transporte, sobre todo si hablamos del marítimo. Estas compras por adelantado producen igualmente una mayor tensión sobre los precios de esas materias primas, que suben hasta cotas históricas.
Pero esta situación de mayor acopio y crecimiento de producción, choca con la realidad donde los pedidos están disminuyendo en sectores muy importantes para la economía como lo es el automovilístico o el manufacturero. En estos casos además, la falta de componentes o de algunas materias primas está generando que los plazos de entrega se alarguen de forma exponencial.
Esta situación es la de mayor dificultad a nivel de gestión logística, tanto para las empresas industriales como para los socios logísticos que prestan sus servicios a terceros. Los espacios son los que son, mantener almacenada materia prima sin rotación no beneficia ni al cliente ni tampoco al operador logístico.
Se observa con atención algunos datos preocupantes de cierta desaceleración en la economía (mejor dicho, no alcanzar las cotas de crecimiento que se habían previsto), añadiendo además a un alza muy importante de costes dentro del sector del transporte (subida de precios de combustibles, falta de conductores etc). En caso de que la situación económica no vuelva durante el año 2022 a cierta “normalidad”, podemos estar ante un panorama inquietante a nivel logístico, con almacenes llenos y sin rotación.
Artículo propiedad de Carlos Zubialde
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