El sector del transporte y la logística se está enfrentando a un desafío significativo en su transición hacia vehículos eléctricos, un cambio necesario para reducir las emisiones y cumplir con los objetivos ambientales globales establecidos por las instituciones como la Unión Europea. A pesar de los esfuerzos, los datos recientes indican que la adopción de vehículos eléctricos en el transporte de mercancías por carretera sigue siendo lenta y problemática.
Las matriculaciones de furgonetas han crecido un 18,4% en el primer semestre del 2024, destacando una recuperación general en el sector de vehículos comerciales ligeros. Sin embargo, las cifras para las furgonetas eléctricas pintan un cuadro muy diferente. Según datos de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico (Aedive), las matriculaciones de furgonetas eléctricas han disminuido un 22,9%. En términos absolutos, esto se traduce en la entrega de 2.538 furgonetas eléctricas frente a un total de 85.424 furgonetas de todo tipo de combustibles durante el último semestre. Esta disparidad significa que la penetración de vehículos eléctricos en este segmento es inferior al 3%, una tendencia porcentual que se mantiene igual de baja con el paso de los meses, pese a las campañas institucionales.
El panorama para los vehículos industriales pesados y medios eléctricos es aún más desalentador todavía, y aunque ha habido un crecimiento en las matriculaciones de camiones eléctricos, los números siguen siendo muy bajos. En los primeros seis meses del año, solo se han matriculado 78 vehículos industriales pesados eléctricos. Para tener la real dimensión del dato, este debe ser contextualizado dentro de un mercado total de 13.432 vehículos industriales pesados, lo que implica que solo el 0,58% de estos vehículos son eléctricos.
Para los vehículos industriales medios eléctricos se han entregado 50 unidades en el primer semestre, lo que en el contexto del mercado total de 2.322 vehículos industriales medios, la proporción de vehículos eléctricos es del 2,15%.
El análisis de los datos mensuales revela una tendencia preocupante en el mes de junio. Durante este mes, las entregas de furgonetas eléctricas cayeron un 35,7% en comparación con el mismo mes del año anterior, alcanzando solo 378 unidades. En el mismo período, los vehículos industriales medios y pesados eléctricos registraron seis y nueve matriculaciones respectivamente. Estos números son idénticos a los del año anterior para los vehículos medios y reflejan una disminución del 52,6% para los vehículos pesados.
Las cifras subrayan varios desafíos clave que enfrentan la electrificación del transporte. En primer lugar, el coste inicial más alto de los vehículos eléctricos en comparación con sus homólogos de combustibles fósiles sigue siendo una barrera significativa e importante. A pesar de los ahorros potenciales a largo plazo en combustible y mantenimiento, la inversión inicial puede ser prohibitiva para muchas empresas, especialmente en un contexto económico incierto, o imposible si hablamos de transportistas autónomos, cuya edad media está cercana a los 54 años y no ven posible la recuperación de la inversión.
Además, la infraestructura de carga sigue siendo muy insuficiente. Para que los vehículos eléctricos sean una opción viable para el transporte es esencial una red robusta y accesible de estaciones de carga, cosa que en la actualidad es una quimera. Muchas regiones carecen de la infraestructura necesaria para apoyar la operación eficiente de vehículos eléctricos, especialmente para rutas de largo alcance y operaciones logísticas complejas, lo que aleja las posibilidades reales de cambiar o transformar la flota de camiones y vehículos a las empresas de transporte.
El rendimiento y la autonomía de los vehículos eléctricos es otro de los factores cruciales. Aunque la tecnología ha avanzado significativamente, la autonomía de muchos vehículos eléctricos todavía no es suficiente para satisfacer las necesidades de transporte de carga a larga distancia sin la necesidad de frecuentes recargas. Esto limitar la adopción en sectores donde la eficiencia operativa es crítica, y es que la diferencia de autonomía, que se publicita con la real, es grande.
Como se puede observar, mes tras mes los problemas siguen siendo los mismos, y sin solución a ellos, difícilmente se podrán afrontar los objetivos que se han impuesto desde la Unión Europea, lo que esta llevando a muchos a cuestionarse si son objetivos alcanzables y reales.
Carlos Zubialde
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