Posiblemente la principal amenaza a la que tiene que hacer frente el transporte terrestre sea la acuciante falta de personal, sobre todo de conductores, repartidores y mensajeros. No es un problema "nuevo", la precarización de todos los subsectores del transporte terrestre llevan tiempo pasando factura, pero la situación tan distinta que se está viviendo en el año 2021, está acentuando el problema.

La profesión de conductor y repartidor lleva años en una constante precarización, llegando a niveles que no habíamos conocido antes. A principios de los años 2000, la profesión era vista con cierta dignidad, de una dureza importante tanto si uno era conductor de transporte internacional, pasando una semana fuera de su casa, como la labor del repartidor, en ese momento acarreando una paquetería de mayor peso que en la actualidad.

Con la llegada del 2000, en el transporte de mercancías por carretera se comenzó a ver un movimiento hasta antes no visto, la contratación de conductores extranjeros, al principio sobre todo de nacionalidad portuguesa. Pronto se dieron cuenta las empresas que era más barato subcontratar la flota a los portugueses que mantener la flota y contratar los conductores, y así se asistió al boom de las empresas de transporte de Portugal. Pasaron los años, y las compañías que habían contratado estas flotas de Portugal, pronto vieron como se convertían en duros competidores, de forma que se dio un paso más, creando lo que se conoce como "empresas buzón", es decir, empresas que son filiales, radicadas en países habitualmente de Europa del este, donde la fiscalidad es menor, y el coste de la mano de obra (los conductores), es mucho menor.

Asistimos a la contratación de conductores de países como Rumania, Polonia, Bulgaria, Lituania o Letonia, pero esto también cambio con los años. Al igual que pasó con las flotas de Portugal, muchos conductores y empresas de estos países se lanzaron a comercializar sus propios servicio, si haciendo el mismo trabajo podían ganar más dinero...

Y para terminar la cuadratura del círculo, hemos asistido a unos años de una feroz competencia en la comercialización de los servicios, una bajada de los precios junto a un alza en los costes tanto salariales mediante normativas europeas, como el alza del combustible. Así llegamos al año 2020 y estalla la pandemia del Covid19 que agrava más la situación.

La realidad es que la labor de conductor no tiene nada de atractivo hoy día, precarizado en sus condiciones laborales, maltratado de forma sistemática en los lugares de carga y descarga, teniendo que esperar horas y horas en distintas plataformas logísticas para cargar o descargar, y todo ello además, a cambio de un salario muy reducido.

Este es el punto importante, el nivel salarial que percibe un conductor "espanta" a muchos, pueden lograr ese nivel de ingresos en otros sectores, sin tener que penalizar su vida familiar. Si las empresas de transporte ofrecieran un rango salarial más elevado, es posible que el problema pudiera solucionarse en parte, pero también podría poner en cierto riesgo a estas mismas empresas al aumentar sus costes salariares. Queda claro que la única forma sería que el cliente que contrata el servicio, pagara un precio mas justo por el servicio, pero eso por el momento parece que queda lejos.

Artículo propiedad de Carlos Zubialde

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