Los repartidores de Deliveroo, una de las Apps mas afamadas de reparto de comida y estandarte de la "economía colaborativa", han secundado la primera huelga en protesta por su precaria situación laboral. La relación laboral que viven este tipo de trabajadores es el fondo de la protesta, ya que la empresa mantiene una relación mercantil con ellos, legal según la empresa y como "falsos autónomo" según denuncian los trabajadores https://www.youtube.com/watch?v=6lIXSEKl2LI

¿Es la economía colaborativa una nueva forma de precariedad?

Parece que bajo el paraguas de la "nueva economía colaborativa" las empresas han encontrado un hueco en la legalidad, tanto laboral como en la fiscal, el caso de Uber es otro ejemplo que ilustra el desfase temporal entra la realidad y la legalidad establecida https://www.youtube.com/watch?v=H0LF41H1QTo

 ¿Y el transporte?

Cuando hablamos de economía colaborativa, parece que se habla de futuro como una alternativa clara que surge como sistema alternativo. Las nuevas formas de conexión en la “nube” propician nuevas posibilidades, el transporte no es ajeno a ellas, pero queda un largo camino por recorrer en materia de legislación, la principal fuente de enfrentamiento en defensores y detractores. En el transporte también existen múltiples plataformas de este tipo, en los últimos 5 años el número de webs dedicadas a la contratación de servicios de transporte o de comparación de precios para una posterior contratación  es brutal. Es verdad que cuando llegan este tipo de situaciones la cuestión es adaptarse o morir, pero aun siendo nuevos modelos de negocio, esta claro que el consumidor debe de quedar protegido, ya que la proliferación de empresas de transporte ligadas o no a la economía colaborativa, con sus valores y beneficios para el cliente final no implica que no se den acciones muy dudosas desde el punto de vista legal, ya que cualquiera intenta aprovechar los agujeros negros de la legalidad para tener mayores beneficios, y otros intentan aprovechas la ineficacia de la administración.  

Conclusión

Toca ponerse las pilas, a la administración para regular con celeridad y prontitud las nuevas formas de hacer "negocios", a las inspecciones sean laborales como de otro tipo ( fomento, etc ) para que bajo el paraguas de "economía colaborativa" no se cuelen empresas sin escrúpulos que amasan importantes beneficios a costa de trabajadores, competidores o "ingeniería financiera" para pagar menos impuestos, incluso a las organizaciones de consumidores para poder garantizar que detrás de un servicio, este se ofrece con la total garantía y transparencia. Artículo propiedad de Carlos Zubialde contacto@informacionlogistica.com