El transporte de mercancías por carretera es la columna vertebral de la logística en Europa, por mucho que a la clase dirigente de la UE no le guste, y es que el transporte terrestre sigue  proporcionando una forma rápida y eficiente de mover bienes a través del continente. Sin embargo, las recientes propuestas de la Comisión Europea parecen estar orientadas a desplazar este modo de transporte en favor del ferrocarril y otros modos de transporte combinados, llegando incluso a plantearse una modificación de los tiempos de descanso y conducción de los choferes del transporte terrestre, tema muy sensible donde los haya.

La Comisión Europea ha presentado una propuesta para modificar la Directiva 92/106/CEE sobre transporte combinado. El objetivo de esta modificación es ampliar y favorecer el transporte combinado para contribuir a la descarbonización del transporte, lo que en resumen quiere decir, eliminar al máximo posible el transporte terrestre para potenciar el ferrocarril, menos contaminante. La propuesta incluye además una redefinición del transporte combinado, la liberalización de autorizaciones y una serie de ayudas económicas específicas para este tipo de transporte.

Según la nueva definición que se recoge en la directiva, el transporte intermodal se refiere a todo transporte en el que la mercancía se trasvase de un modo de transporte a otro sin manipulación directa de la mercancía. Hace clara referencia a las llamadas “autopistas ferroviarias”, donde circulan trenes con los remolques encima o en su defecto las cajas. El transporte combinado, que se beneficiaría de estas ayudas, es un tipo de transporte intermodal que debe tener un 40% menos de costes externos que el transporte por carretera.

Objetivo: Reducir emisiones

Queda muy claro que el enfoque de la Comisión Europea es reducir las emisiones de CO₂ del transporte por carretera y otros costes externos asociados, como los accidentes, el ruido y la congestión, etc. Es significativo la obsesión de los políticos con el transporte terrestre como el “gran culpable” de las emisiones de CO₂, y más cuando no se hacen los mismos esfuerzos en el transporte marítimo no solo de mercancías, también en el de pasajeros, que suponen una alta emisión de CO₂..

Sea como sea, la UE ha determinado unas medidas con las que quieren lograr ese objetivo de reducir las emisiones, y para ello proponen:

Exención de autorizaciones: Todo transporte intermodal estará exento de autorizaciones y contingentes limitados.

  • Marco de acción nacional:Los estados miembros deberán adoptar un marco de acción nacional para facilitar la adopción del transporte intermodal como una prioridad
  • Transparencia en terminales de transbordo: Las terminales deben ofrecer transparencia sobre los servicios y costes asociados.

Estas medidas dañan claramente al transporte terrestre frente al ferrocarril, pero no termina aquí la cuestión, porque las medidas de apoyo de la UE al transporte combinado plantea también un radical cambio en las jornadas de trabajo, conducción y descansos para los choferes, tales como:

  • Exenciones de prohibiciones de conducción: Se quiere establecer una exención en todo el territorio de la UE de las prohibiciones de conducción de fin de semana, vacaciones y noche para los trayectos cortos por carretera.
  • Reducción de costes: Se establece como objetivo reducir al menos un 10% del coste medio en el puerta a puerta de las operaciones de transporte combinado en un periodo de siete años.

Aclaremos que cuando se refieren a los trayectos cortos, hablan de los trayectos entre el almacén del cliente y la terminal de transbordo ferrocarril y viceversa. De esta forma, los domingos o festivos se podrá seguir circulando si es para llevar o traer remolques y cajas que vienen del transporte combinado, pero no si es un transporte directo terrestre, e incluso, tampoco si es un transporte de puerto el domicilio del cliente.

Y todo esto lo hace la UE con ese objetivo de reducir las emisiones y los costes que dicen supone el transporte terrestre (ruidos, accidentes, etc). Según la UE, los costes externos del transporte por carretera son 0,042 €/tkm, mientras que los del transporte ferroviario son 0,013 €/tkm y los del transporte marítimo 0,019 €/tkm.

Este es posiblemente el mensaje de trasfondo que quieren trasladas desde la Comisión Europea, el objetivo se dice que es reducir las emisiones de CO2, pero el “objetivo real” es reducir el transporte terrestre, ya que consideran que además de contaminar, los costes que genera en accidentes y ruidos, al no ser eliminados por el cambio o la electrificación, es mejor eliminar del todo el transporte terrestre, o por lo menos, en el mayor porcentaje posible.

Eso si, en el momento que precisan aumentar ingresos mediante impuestos, es el transporte terrestre el primero en el que ponen sus ojos desde la Comisión Europea, sea por hidrocarburos, sea por el uso de carreteras, peajes, viñetas y similares.

Si el futuro del transporte terrestre está tomando un color oscuro, si esta propuesta continua adelante y se implementa, el impacto puede ser de un tamaño incalculable.

Carlos Zubialde

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