Llueve sobre mojado, pero la situación de conservación de la red de carreteras en España es mala y deficiente. Es de hecho tan deficiente, que según un cálculo realizado por la AEC (Asociación Española de la Carretera), se necesitan cerca de 10.000 millones de euros para poder alcanzar unas condiciones de mantenimiento "óptimas".

Las inversiones en el mantenimiento de las carreteras lleva frenado más de 14 años; con la crisis financiera del 2008, los recortes se generalizaron y la de conservación de la red viaria fue una de las partidas que se vio afectada, y de forma muy importante además. Desde entonces, aun habiendo recuperado la actividad económica, las inversiones en el mantenimiento de las carreteras no se han visto acompañadas, hasta llegar a ese déficit de cerca de 10.000 millones de euros.

Las carreteras son utilizadas por todos los ciudadanos que se desplacen en un vehículo, sea particular o público, pero su uso es mucho más intenso para sectores como el del transporte. Que el firme de las carreteras lleva desde el 2009 en un estado cada vez más deficiente, no solo repercute en la seguridad del usuario, además se calcula que genera un sobrecoste de un 10% en el consumo de carburante.

El exceso de consumo de carburante, además de generar un mayor coste para sectores con un uso muy elevado de las carreteras como el transporte, genera además un mayor volumen de emisiones de gases, generando un perjuicio medioambiental muy significativo.

Por comunidades, según el estudio, las que presentan mejores conservaciones son las del País Vasco, Extremadura y la Comunidad Valenciana, mientras que las que peor conservación tienen son las de Aragón, La Rioja y Asturias.

Artículo de Carlos Zubialde

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