Se lleva ya varios años hablando de forma muy insistente de la sostenibilidad ecológica (no tanto de la económica por desgracia) dentro del transporte de mercancías, sobre todo en el segmento de transporte por carretera. Según cifras publicadas por distintas instituciones, la circulación de vehículos genera el 30% de la carga contaminante, siendo el transporte por carretera uno de los principales contribuyentes.

Dentro de la sostenibilidad se está trabajando en vías distintas, algunas de ellas muy enfocadas en el cambio de la tipología de los vehículos, intentando fomentar una transición hacia un vehículo eléctrico o hibrido, menos contaminantes que los vehículos de combustión.

Otra vía de trabajo se está realizando sobre la conducción autónoma, vehículos y camiones que pueden circular sin que sean conducidos por una persona sino por medio de tecnologías inteligentes. Estos desarrollos todavía están en fases muy incipientes aunque grandes compañías como Google o Tesla estén apostando muy fuerte en su desarrollo.

Y otro desarrollo todavía desconocido para el público en general, son las carreteras inteligentes o smart roads, pero, ¿en qué consisten las carreteras inteligentes?

Se les denomina carreteras inteligentes a las vías que poseen materiales y tecnologías nuevas para lograr una mayor eficiencia energética. Estamos hablando de desarrollos en áreas como la iluminación inteligente o luces interactivas (las luces que iluminan la calzada solo se encienden al paso de los vehículos, apagándose si no hay tráfico); desarrollos solares, capturando las luces del sol para transformarlos en iluminación de la calzada u otros elementos (semáforos etc); o los carriles eléctricos, carreteras que tienen o catenarias o inducción bajo el asfalto, que permite poder cargar el vehículo eléctrico mientras circula por la carretera, sin tener que parar a recargar las baterías.

Como decíamos, todas estas tecnologías están todavía en fases muy iniciales, algunas de ellas todavía en fases de estudio y otras en los primeros pasos de implantación, pero queda claro que el transporte tal cual lo conocemos en la actualidad poco tendrá que ver en el futuro, sobre todo en algunos segmentos como puede ser la distribución de última milla por ejemplo.

Artículo propiedad de Carlos Zubialde

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