Que la bajada de la demanda mundial, es un hecho incuestionable, y las compañías navieras son muy conscientes de ello. Tanto que las salidas en blanco, más conocidas como "blank sailings", están siendo superiores incluso a tiempos pre-pandemia.
La gestión de la capacidad es el primer y principal desafío al que se enfrentan las compañías navieras, y es que el transporte marítimo ha pasado del bienio 2020-2022 de absoluta expansión, con un aumento de facturación y beneficio, a un 2023 donde la demanda se está derrumbando de forma dramática.
Como es lógico, las compañías navieras están tratando de "proteger" sus márgenes, en medio de un escenario de demanda a la baja y de tarifas a la baja como consecuencia directa. Además, la reducción de la demanda no es lineal, algunas líneas marítimas en concreto están sufriendo un mayo impacto en la bajada de la demanda, como es el caso de las rutas entre Asia y Europa, lo que está obligando a las navieras a cancelar itinerarios para como decíamos, proteger sus márgenes.
En las semanas siguientes, lo más normal es que asistamos a la cancelación de itinerarios y de coberturas de servicio como elemento de defensa de las navieras, que puede llevar incluso a ver escenarios poco vistos, como es la colaboración entre compañías que pertenecen a distintas alianzas, para gestionar el espacio de un itinerario de forma conjunta. Algunas noticias se han publicado, por ejemplo, de acuerdos en la ruta más impactada, como es la de Asia-Europa, entre Hapag-Lloyd y CMA CGM, pertenecientes a dos alianzas navieras distintas.
Este movimiento, comprensible desde un punto de vista empresarial, plantea muchas dudas, ya que en la práctica sería la constatación de un oligopolio, prestando un servicio al cliente, que no tiene competencia (todos operan conjuntamente ese itinerario), y libertad de poder negociar las condiciones para los clientes y usuarios. Pero por contra, está produciendo un mayor nivel de información en la anulación de salidas o "blank sailings", cuestión de vital importancia en las próximas semanas, siempre caóticas después del año nuevo chino.
Precisamente, China es otra pieza importante de la ecuación, y es que aunque las tensiones en la cadena de suministro parecen haber disminuido, la nueva política de Covid del gobierno chino, añadido a la proximidad del año nuevo, está experimentando unos niveles de congestión preocupantes, que unidos a los movimientos de las navieras, puede poner a más de un cliente europeo en serios aprietas en las próximas semanas.
Artículo propiedad de Carlos Zubialde
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