Algunos sectores son muy sensibles a los cambios en los ciclos económicos, como por ejemplo el transporte. En todos los cambios de tendencia, el sector del transporte es el primero que "detecta" la tendencia con cierto tiempo de antelación.

Las luces de emergencia ya están encendidas en las empresas de transporte, los volúmenes de transporte y envíos está descendiendo de forma ya acusada, con cifras que varían dependiendo la compañía o el subsector, pero que se estima cercano al 20% por ejemplo en los volúmenes de envíos relacionados con el comercio electrónico.

Desde informacionlogistica.com ya advertimos hace unos meses que los volumenes de envíos estaban descendiendo, aunque ello no era publicitado por las compañias, cosa que ya esta comenzando a cambiar. Elementos como la inflación están empujando a la baja el consumo, traduciendose en una menor actividad de transporte.

El consumidor esta cambiando la compra física por la compra de "experiencias" (restauración, viajes, vacaciones), a la espera de un otoño del 2022 que según parece será de cierta dureza, sobre todo por la crisis de la energía, una inflación completamente descontrolada (en dos dígitos) y un panorama económico que anticipa un estancamiento siendo optimistas, o una contracción de la economía.

Dentro del sector del transporte y la logística ya se asume el cambio de ciclo y se preparan para ello; durante todo el 2022 las bajadas de volúmenes de envíos es constante, entendiendo que no es coyuntural. Los márgenes de las empresas, antes ya reducidos por los altos costes, cada vez se reducen más y se teme que después del verano, sigan la tendencia de reducirse.

Para afrontar la situación, todas las compañías están reorganizando sus estructuras logísticas, algunas como Amazon ya han publicado la paralización de nuevos centros logísticos, mientras otras empresas intentan "adelgazar" sus estructuras sin que ello afecte al servicio con el cliente.

Como sector generador de empleo, el transporte se prepara para tiempos más difíciles que los actuales, afrontando el mismo con la ya tradicional ausencia de ayudas (el sector quedo fuera de los Perte o proyectos para la recuperación y transformación económica), además de tener una gran exposición al precio de carburante, totalmente descontrolado durante el 2022.

Por desgracia, un número significativo de empresas de transporte quedarán en el camino, teniendo que bajar la persiana sin que nadie haga nada por un sector fundamental para el funcionamiento de cualquier país.

Artículo de Carlos Zubialde

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