La canción dice que para “ser feliz quiero un camión”, pero parece que debemos de cambiar camión por barco a la luz de las espectaculares cifras de negocio y beneficio de las empresas de transporte marítimo.
Es conocido para todos que el año 2022 sería histórico para las navieras, y las previsiones se están cumpliendo incluso por encima de lo previsto. Como ejemplo podemos anotar las espectaculares cifras de AP Moller-Maersk (la dueña de la línea naviera Maerks), que en los primeros 9 meses del 2022 han tenido un beneficio de casi 25.000 millones de euros( 24.581 millones concretamente). Las cifras de negocio son espectaculares, el ebit aumentó un 97% interanual hasta 25.738 millones de dólares (25.993 millones de euros). La facturación ascendió a 63.709 millones de dólares (64.340 millones de euros), un 47% más, brutal.
El resultado es espectacular para una empresa que controla más del 20% del tráfico mundial de transporte marítimo de transportes. Detrás de la cifra hay varios motivos, el primero es el mantenimiento de las altas tasas de flete durante el año, que un y cuando el consumo mundial empezó a resentirse, no han tenido un impacto directo sobre el beneficio, un y cuando el crecimiento de las operaciones será menor del esperado.
La bajada de los fletes es el principal motivo de tensión entre navieras y clientes; aunque la demanda se ha reducido, las tasas de los fletes no lo han hecho en la misma medida, estando todavía los fletes muy por encima de los que existían en los tiempos anteriores a la pandemia, en algunos casos multiplicando por 5 el precio actual frente al del 2019 por ejemplo.
Y los precios en el 2023 parece que continuaran siendo elevados, primero porque las navieras intentaran adecuar los espacios para mantener los precios altos; además se suma la previsión que el coste de combustible siga manteniéndose en precios altos, así como los problemas en la falta de disponibilidad de camiones para el transporte de superficie de los contenedores desde el puerto hasta el almacén del cliente.
En definitiva, aunque los nubarrones futuros parecen negros, seguro que las empresas de transporte marítimo seguirán teniendo cifras muy llamativas de beneficio.
Artículo propiedad de Carlos Zubialde
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