El confinamiento de más de 73 millones de personas en el área de Shanghai está ya teniendo los primeros signos de desabastecimiento, y es que son cuatro las semanas desde que se aplicó el confinamiento con el objetivo de parar la propagación del Covid19.
La situación puede empeorar por la amenaza existente de ampliar ese confinamiento a Pekin, lo que posiblemente presentaría a la logística el peor escenario posible, y eso que todos pensábamos que lo peor había pasado.
Cronológicamente, el transporte marítimo se vio tensionado con un exceso de demanda en el segundo semestre del 2021, salvado por algunos países como Estados Unidos o grandes compañías como Amazon, acaparando parte de la disponibilidad de transporte, lo que produjo un sostenimiento de los fletes altos, que continúa en el año 2022.
El inicio del 2022 ha traído un encarecimiento general de todas las materias primas, incluido el petróleo, a lo que hemos tenido que unir ahora el confinamiento de Shanghai, con la consecuencia que tiene sobre su puerto, uno de los más importantes a nivel mundial ( en el 2021 se manipularon en su puerto más de 47 millones de contenedores). De continuar esta situación, aun y cuando los tráficos están siendo desviados a otros puertos cercanos como el de Ningbo, la paralización de los contenedores es una amenaza real.
Lo que también es una amenaza real es el tiempo en el que los barcos necesitas para entrar, descargar, cargar y volver a zarpar, es decir, el tiempo que se destina a las labores de carga y descarga, que han aumentado. Esto, añadido a que Shanghai está operando a un 30% aproximadamente de su posibilidad, hace que el peligro de subida de los fletes sea cada vez mayor.
Todos estos factores pueden desencadenar un posible desabastecimiento, desabastecimiento que muchas compañías intentan solucionar acortando su cadena de suministro mediante la búsqueda de proveedores alternativos en mercados más cercanos, menos volátiles al confinamiento por Covid, y con una logística y transporte más sencilla.
Finalmente, el que más sufrirá toda esta situación será el consumidor, en medio de esta “tormenta” perfecta.
Artículo propiedad de Carlos Zubialde
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