Flota propia: quien tiene un camión, tiene un tesoro
La sabiduría popular dice, que no echas de menos algo hasta que te falta. Hace no tanto tiempo, España estuvo sumergida en dos huelgas de transporte, y pareció que el sector pudo ser visto de otra forma distinta por el público en general, siendo más consciente de lo estratégico que es para cualquier

La sabiduría popular dice, que no echas de menos algo hasta que te falta. Hace no tanto tiempo, España estuvo sumergida en dos huelgas de transporte, y pareció que el sector pudo ser visto de otra forma distinta por el público en general, siendo más consciente de lo estratégico que es para cualquier país.
La verdad es que, por muy estratégico que sea, el maltrato al que es sometido el sector de forma constante, tiene unas consecuencias nefastas hoy día, donde básicamente hacen falta medios, infraestructuras y como no, mano de obra. Y todo ello se está afrontando con movimientos dentro del mercado, la entrada de fondos de capital riesgo, así como la ya manifiesta voracidad de varias compañías marítimas, muy interesadas en incluir, dentro de sus servicios, el transporte terrestre.
Es posible observar movimientos de cierta concentración, por un lado, así como una apuesta más decidida de las empresas con flota propia, que entiende que sin esa flota, no es posible atender a los clientes de forma adecuada, y que, además, toda la cadena logística pueda mantener unos márgenes de negocio suficientes como para poder continuar con la actividad.
También son conscientes de que la disponibilidad será uno de los puntos más importantes a futuro, y se preparan trabajando en una economía de escala, adquiriendo recursos como camiones, que les permite, mediante fuertes inversiones, reducir los costes de adquisición. Tampoco debemos olvidar que esta apuesta por la flota propia, permite una mejor planificación de esos recursos, imprescindible hoy día si se quiere facilitar la conciliación y dar mejores condiciones de trabajo a sus conductores.
Todos estos ingredientes están produciendo un lento, pero imparable movimiento en el mercado del transporte, donde se trabaja, o en recorridos cortos (como el transporte nacional), o recorridos largos, que son gestionados por tramos, intercambiando el conductor o las cabezas tractoras, pudiendo reducir el tiempo de trabajo de los choferes, sin que ello afecte a la calidad del servicio.
Cada vez queda más claro, que quien tiene un camión, tiene un tesoro. Y quien tiene una flota de camiones, puede dominar el mercado.