De forma histórica, dentro del transporte terrestre, las compañías han preferido poner el foco en el transporte internacional. Las rutas de larga distancia, acumular kilómetros, era sinónimo de facturación, ojo, que no siempre de margen (ganar dinero).

El peso del transporte internacional, sigue teniendo un poder importante, aunque cada vez es menos sencillo encontrar buenas rutas, no hacer kilómetros en vacío (un auténtico problema), y la suma de la situación tanto económica, con una ralentización paulatina de la situación, y como no, la cada vez menor "nómina" de choferes. Las grandes flotas europeas no desean "bajar" hacia España, debido a que encuentran mejores y más lucrativos fletes en el centro de Europa.

Y es ahora, cuando las previsiones económicas y los pronósticos a 5 años vista, que se deben tomar con mucha cautela, están situando al mercado español como uno de los que más crecerá durante los próximos años. Es cierto que el mercado europeo está sufriendo y reduciendo el volumen de mercancías a ser transportadas, por el impacto de la alta inflación y la guerra en Ucrania. Y que el crecimiento esperado es inferior a los de años anteriores (lo llegan a situar sobre el 1%). Y para ir contra corriente, el tamaño y crecimiento esperado para España es casi el doble para el 2023, sobre el 2.5%.

No obstante, de forma global, si se aprecia una disminución de la actividad, como decíamos, por el efecto de una inflación que golpea las rentas, y retraen el consumo en toda Europa. Pero los distintos análisis publicados, ponen en valor el crecimiento futuro de España, del cual el transporte se beneficiará de forma directa.

Puede parecer una locura, pero no son pocas las compañías que han comenzado a poner su foco en el mercado español; compañías nacionales que observan una mejora de sus fletes con la gestión nacional, y que, además, les permite poder llevar una mejor y mayor conciliación de sus conductores, uno de los colectivos más "sensibles" en los tiempos actuales, y cuya falta es un mal extendido por toda Europa.

Al final, el patito feo, aquellos fletes que nadie quería hacer porque serán cortos, pueden terminar convirtiéndose en cisnes, permitiendo una mayor optimización de los recursos y sostenible para los conductores.