La disolución de 2M: el nuevo reordenamiento del transporte marítimo global

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La disolución de 2M: el nuevo reordenamiento del transporte marítimo global

La industria del transporte marítimo de contenedores está atravesando un nuevo capítulo tras la disolución de la alianza 2M entre Maersk y MSC, que llegó oficialmente a su fin el 31 de enero. Esta ruptura marca un punto de inflexión en la búsqueda constante de eficiencia, costos reducidos y fiabilid

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La industria del transporte marítimo de contenedores está atravesando un nuevo capítulo tras la disolución de la alianza 2M entre Maersk y MSC, que llegó oficialmente a su fin el 31 de enero. Esta ruptura marca un punto de inflexión en la búsqueda constante de eficiencia, costos reducidos y fiabilidad en el transporte de carga global. Mientras los dos gigantes del transporte de contenedores redefinen sus estrategias, el impacto se hará sentir en toda la cadena logística.

Dos estrategias opuestas: MSC vs. Maersk

Con la separación, Maersk y MSC han adoptado estrategias radicalmente distintas para enfrentar los desafíos del sector. MSC, con un dominio del 20% de la capacidad global de contenedores, ha optado por operar en solitario como "transportista sin alianzas", consolidando su posición como la mayor línea naviera del mundo. En contraste, Maersk, con un 14% de la cuota de mercado, ha apostado por una red logística integral que combina operaciones marítimas y terrestres. Su reciente alianza con Hapag-Lloyd, bajo el nombre Gemini Cooperation, busca priorizar la puntualidad y la calidad del servicio, diferenciándose del modelo de MSC basado en la flexibilidad y la escala.

Según Trine Nielsen, directora global de carga marítima en Flexport, "Gemini es el nuevo actor que intenta hacer algo diferente, mientras que MSC se apega a la forma tradicional del transporte marítimo".

Tensiones históricas y el ascenso de MSC

Las diferencias en la cultura corporativa entre Maersk y MSC no son nuevas y han sido motivo de tensiones desde hace tiempo. La rigidez de Maersk en su cumplimiento de horarios contrastaba con la mayor flexibilidad operativa de MSC. Estas diferencias se hicieron evidentes en la gestión de la alianza 2M, que alcanzó un punto de fricción en 2019 con la contratación de Soren Toft como CEO de MSC. Toft, quien previamente era el director de operaciones de Maersk, aportó una nueva visión estratégica que, junto con el auge del comercio marítimo durante la pandemia, permitió a MSC consolidarse como la línea naviera más grande del mundo en 2022.

El modelo de gestión de MSC, liderado por la familia Aponte, ha sido clave en su crecimiento. Con decisiones centralizadas y un enfoque discreto, la empresa ha mantenido su agilidad operativa, en contraste con Maersk, que debe equilibrar la influencia de la familia Maersk-Uggla y su condición de empresa cotizada en Bolsa.

La guerra de estrategias: eficiencia vs. capacidad

Uno de los principales puntos de fricción entre ambas compañías fue la estructura de sus redes de transporte. Mientras que Maersk quería reducir escalas para mejorar la puntualidad, MSC optaba por llenar sus buques al máximo, incluso si eso implicaba demoras. La fiabilidad de los horarios globales de la alianza cayó del 85% en 2015 a cerca del 50% en los últimos años, lo que afectó la confianza de los clientes.

Como respuesta, Maersk ha rediseñado su red para reducir el número de escalas y mejorar la previsibilidad. En paralelo, MSC ha continuado su régimen de adquisiciones, sumando 405 barcos en cuatro años y medio, aumentando su capacidad total en 1,7 millones de TEUs, lo que equivale al tamaño total de Evergreen Line, la séptima naviera más grande del mundo.

El futuro del transporte marítimo

Con la desaparición de 2M y la reconfiguración del mercado, la industria se enfrenta a un posible escenario de guerra de precios. La competencia por atraer clientes será intensa, especialmente en un entorno geopolítico volátil. Mientras Maersk apuesta por un servicio premium basado en la confiabilidad, MSC sigue apostando por la escala y la flexibilidad.

La separación de estos dos gigantes podría dar lugar a nuevas alianzas y cambios estructurales en el sector. Lo que está claro es que el transporte marítimo de contenedores ha entrado en una nueva era, y su evolución en los próximos años definirá el futuro del comercio global.