Para que una huelga sea clasificada como "exitosa" para los convocantes, esta debe de terminar en un acuerdo que para los convocantes compense el esfuerzo realizado. Algunos convocantes creen llegar a ese objetivo movilizando a un número muy elevado de personas, ejerciendo eso de "sacar músculo"; pero en otras ocasiones, ejerciendo la presión en los "puntos estratégicos", los resultados obtenidos claramente mejores.

La huelga de transporte convocada por la plataforma en defensa del transporte está ejerciendo en el segundo escenario; con una representatividad menor en el sector, con una movilización no masiva, están empezando a poner en jaque a la economía.

Una mayoría de los que han parado son sobre todo pequeñas empresas y autónomos, transportistas que dedican su actividad principalmente a la distribución y el transporte de cercanía. Las grandes flotas de transporte internacional siguen en funcionamiento por el momento, pero el colapso está a las puertas de muchas empresas industriales, operadores logísticos y grandes empresas de transporte.

¿Cómo se está formando este colapso?

Las empresas siguen su ritmo de producción, hay camiones para poder llevar esa mercancía hasta los países de destino, pero no hay camiones que hagan la recogida de esa mercancía para depositarla en la base del operador logístico o empresa de transporte. Además, estos últimos comienzan a tener un problema de espacio, la mercancía que llega en régimen de importación, es descargada en sus almacenes pero no distribuida. La previsión es que en pocos días no tengan espacio para poder almacenar más mercancía, con lo que se generará un efecto domino hacia los camiones que si están haciendo transporte internacional, teniendo que parar estos también porque no tienen donde descargar.

Como ya han advertido desde UNO, la patronal de las empresas logísticas, el colapso está a las puertas de los grandes operadores logísticos y de transporte. Está siendo una huelga cocinada lentamente, enfocada a colapsar las arterias principales de la distribución y que si no se ponen soluciones encima de la mesa, generará un importante daño a la economía.

Artículo de opinión de Carlos Zubialde

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