El auge y consolidación del comercio electrónico en la era covid supone más comparas online por habitante y eso si, manteniendo dos de las características que el comprador de e-commerce tiene en España: envíos rápidos y sin gastos.
Desde el aterrizaje del e-commerce en España las empresas de transporte se afanan por cumplir con esos dos requisitos, incluso en algunos casos ofreciendo servicios más rápidos que los demandados y también a precios muy ajustados, tanto como le exige el mercado y la fuerte competencia.
No obstante, el cumplimiento de esos requisitos en favor de la comodidad de cliente tiene un "peaje" muy alto. La exigencia de rapidez hace que las empresas de transporte se sientan "presionadas" para cumplir con el servicio, servicio que no tiene una contraprestación económica elevada y que en muchas ocasiones asfixia a la empresa, absorbiendo sus recursos financieros. El coste para las Pymes de transporte es muy alto en este sentido.
Existe otro coste que en muchas ocasiones no se suele tener en consideración y que afecta a la totalidad de la población, es el "coste medioambiental" que se genera de los servicios de máxima rapidez. Con un alto nivel de rapidez en la entrega del envío, mayor coste medioambiental se genera, pagado a "escote" entre toda la población y no solo por el consumidor que hace la compra.
Desde hace ya un tiempo desde distintos ámbitos se está poniendo atención en la cuestión medioambiental, no solo hablando de los medios de locomoción (sustitución de vehículos por otros eléctricos por ejemplo), sino poniendo el foco en el consumismo de la sociedad, que es la que finalmente genera esos envíos. Se estima que si los consumidores pudieran tener más opciones de envíos sería factible poder reducir esa "factura" medioambiental, eso sí, sería necesario comenzar por saber que es lo que ocurre cuando hacemos click en una compra y cuál es el coste medioambiental que generamos.
¿Es urgente tu compra?
Está claro que hoy día nuestro poder de compra como consumidores no tiene límites. Podemos acceder a cualquier comercio en su formato digital a cualquier hora del día, cualquier día de la semana y hacer una compra. Pero esa compra que podemos realizar un sábado por la tarde por ejemplo, sabemos que hasta el lunes no será procesado, aunque esto también esta cambiando.
A nivel logístico, esa compra en el mejor de los casos será procesada el domingo y lo podremos tener en nuestro poder el lunes durante el día. Hablamos que en menos de 48 horas (incluido el fin de semana) es posible que tengamos nuestro pedido. La pregunta que nos surge entonces es: ¿realmente es tan urgente tu compra para recibirlo el lunes?
Hace unos años las tiendas online advertían cuáles eran los horarios de "corte" del servicio; posteriormente se procesaba la orden al almacén logístico, este lo preparaba y lo hacía llegar al cliente final. El proceso podía tardar entre 3 y 5 días siempre que habláramos de lunes a viernes, si incluyamos el fin de semana era posible que pudiera tardar casi una semana.
Pero todo eso ya es "historia", ahora el periodo máximo es de 48 horas aun teniendo el fin de semana. ¡Incluso en poblaciones y dependiendo de servicios, los podemos encontrar con entregas en el mismo día o entregas en menos de 2 horas!
¿De verdad es tan urgente tu compra para recibirla en menos de 2 horas?
Esta carrera por la rapidez está obligando a los comercios online a tener una atención de 24 horas y 7 días a la semana; a realizar la preparación de pedidos sea en su propio almacén o en un almacén logístico contratado todos los días de la semana; y a las empresas de transporte a realizar rutas de enlace de mercancía todos los días de la semana (incluidos sábados y domingos). Todo este esfuerzo logístico supone un alto peaje medioambiental.
El coste de la logística inversa
Otra cuestión que añade mayor presión a las empresas de transporte y que también supone una carga brutal medioambientalmente hablando, es la logística inversa. Las devoluciones son un auténtico dolor de cabeza para las empresas tanto de e-commerce como de transporte y logística.
Muchas empresas de comercio online ofrecen servicios de devoluciones gratuitas, lo que eleva el volumen de envíos devueltos hasta casi el 33% de las compras, cifras que en sectores como el retail pueden ser superiores. Este tipo de prácticas añaden una presión sobre las redes de transporte y la consecuencia final además de esa presión económica, es la elevada emisión de CO₂ que se emite para poder cubrir esos servicios.
El foco sobre la sostenibilidad de la logística inversa es cada vez mayor, claramente por cuestiones económicas y no tanto por las medioambientales. La compra de una prensa en distintas tallas y colores, quedarse con la deseada y devolver el resto se ve actualmente como una mala opción, aun y cuando todavía podemos encontrar tiendas de e-commerce que lo fomenten.
Además de distintas alternativas más sostenibles, alternativas más tecnológicas como programas de visión artificial donde uno puede probarse la prenda virtualmente, lo último que encontramos es la aplicación de inteligencia artificial para la gestión de las devoluciones.
Mediante la Inteligencia artificial un e-commerce puede gestionar la logística inversa basada en los datos que más interesan en cada momento, lo que supone además de no generar más costes a la empresa, crear una mejor experiencia en el cliente y como no, ser más sostenible medioambientalmente.
Artículo propiedad de Carlos Zubialde
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