Según distintas informaciones recientes, Correos habría cerrado el ejercicio del año 2020 con unas perdidas record de 264 millones de euros, muy cercanos a los 285 millones de euros de perdida que se habían estipulado en los presupuestos generales del estado para el 2020.

Detrás de las perdidas hay un buen número de variables como la amplia estructura operativa (plataformas y redes de distribución), una ineficiencia en los procesos o inversiones muy elevadas en áreas no productivas. Uno de los motivos también está en el "cambio" del tipo de mercancía transportada, caso que también todas las empresas privadas de transporte de España han sufrido durante la última década.

Antes de la crisis del 2008-2013, los envíos en cualquier red de transporte eran B2B, envíos de empresa con destino a otra empresa. Esta tipología de envíos permite ajustar una estructura logística de cross docking (base que se sigue manteniendo en la actualidad), con horarios de cierre de recogidas, una distribución más focalizada (polígonos industriales), menos costosa (acceder a los polígonos industriales siempre es más fácil y existe menos tráfico que en el centro de las ciudades), y sobre todo, con un nivel de incidencia en el reparto casi testimonial (las empresas siempre tienen personal para recoger los envíos).

Si lo comparamos con la actualidad, donde un porcentaje muy elevado de los envíos son B2C, la diferencia es sustancial. Aunque se mantienen los sistemas logísticos de cross docking, estos han tenido que ser reforzados, ampliando los horarios de uso de las plataformas e incluso trabajando en fines de semana por ejemplo. La distribución está menos focalizada (cada repartidor entrega menos envíos B2C que B2B); el tiempo para acceder a los centros de las ciudades hace que se necesiten más recursos (choferes); y sobre todo, el nivel de incidencia es mucho mayor que el B2B. Si hacemos unos simples números, en caso de tener un 18% de no entregas por ausente por ejemplo en primer intento, ingresando lo mismo por el trabajo (nos paga solo una vez sea el número que sean los intentos de entrega), tenemos un aumento del 18% del volumen de envíos a entregar, con lo que el ingreso medio por envío baja.

Y por último, en los envíos B2B, el ingreso (lo que el cliente paga por el servicio) es algo superior, sobre todo porque existe una gama de servicios premium (antes de las 10:00 etc), que permiten aumentar el precio medio del envío, frente a los envíos B2C, donde la presión sobre el precio es muy alta por parte sobre todo del ecommerce, tanto como por querer reducir el coste del transporte, como por parte de otros obtener unos ingresos "extra" entre el precio cobrado al cliente final en concepto de transporte y el pagado al proveedor.

Artículo propiedad de Carlos Zubialde

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