Enganchados al móvil, así se vive la nueva profesión de transportista. Se puede pensar que lo hacen de la misma forma que el resto de la población, que consume horas y horas de su día en visitar redes sociales, peo en el caso de los transportistas de mercancías, se hace para trabajar.

Desde hace más de una década hemos asistido a un auténtico boom de plataformas online, de distinto tipo y formato, que ofrecen la posibilidad de conexión entre cargador (quien tiene una carga que debe de ser transportada) y el transportista que hará ese porte (tanto autónomo como empresa). Los formatos son muy sencillos, cargas disponibles, origen/destino y el precio; aquí es donde se bifurcan las distintas plataformas, algunas ya ofrecen un precio cerrado, otras son una subasta donde paga la puja más baja (el precio más barato).

En sus inicios, este tipo de plataformas tenían el objetivo de conectar a cargadores y transportistas; se quería generar un mayor volumen de negocio para quien no pudiera acceder a clientes, como le ocurre a un chofer autónomo, y a las empresas que tienen cargas, poder tener más opciones. Pero este cambio de forma muy rápida, sobre todo con los sistemas de subasta, llegando a lo que se conoce como "uberización" de la oferta.

También han aterrizado en el sector compañías con una nula experiencia pero con el objetivo de aplicar la tecnología para reducir costes, que han acelerado todavía más la situación de precariedad que vive, sobre todo la parte que realiza el transporte efectivo. Hoy día, la mayoría de las cargas que se pueden observar son de una calidad dudosa, y en general mal pagadas. Esto está haciendo que algunas importantes compañías cargadoras se planteen tener su propia bolsa de carga privada, donde controlan el acceso de los proveedores, y sobre todo, controla la cadena de subcontratación.

La subcontratación es uno de los grandes problemas de este tipo de plataformas; existen un buen número de empresas "intermediarias", que se dedican únicamente a bucear en estas plataformas o bolsas de cargas, en capturar las que les interesan a precios muy bajos, para luego revender en otras bolsas a un precio inferior para obtener un beneficio de ello.

Esta práctica es habitual sobre todo con intermediarios que luego revenden esas cargas en bolsas de países como Rumania, Polonia, Bulgaria o Moldavía. El resultado es una cadena de subcontratación donde el transportista efectivo realizará el transporte en unas condiciones en muchos casos deplorables.

Artículo propiedad de Carlos Zubialde

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