Fuera de los grandes circuitos logísticos existen otras “realidades logísticas”, redes y nodos logísticos muy especializados o sectorializados como puede ser el del transporte de vehículos.

Las empresas de transporte con flotas de portacoches se encuentra en una situación muy crítica, se enfrentan a una crisis sin precedentes y que no tiene similitud con ninguna de las anteriores. El alza de los costes han eliminado el exiguo margen con el que se trabaja (muy similar al del transporte de mercancías por carretera), a lo que además se tiene que añadir una bajada en los volúmenes de vehículos transportados muy significativos.

Los principales costes con los que tienen que lidiar las empresas de transporte de vehículos han subido, no solo el combustible, el coste de los camiones o de los vagones de ferrocarril que se pueden utilizar como medio alternativo o combinado de transporte también han aumentado. El coste de la mano de obra (salarios) está subiendo mientras que muchos de los contratos que estas compañías tienen firmadas con sus principales clientes no contemplan potenciales subidas. Esta ecuación está dando como resultado de un buen número de empresas están transportando vehículos “a perdidas”.

La situación para las empresas de transporte de vehículos en el caso de utilizar transporte marítimo no supone una mejor situación frente al modo terrestre de transporte. Las tarifas de los fletes por el tiempo que estos permanecen amarrados para la descarga han triplicado su importe en menos de un año. La consecuencia más inmediata es la reducción de la capacidad de transporte (se fletan menos buques para este tipo de transporte) así como la falta de inversiones para fletar nuevos buques (no se planifican ni se materializan la compra de nuevos barcos).

En realidad, el sector del transporte de vehículos está sufriendo una situación donde se dan un conjunto de elementos como lo fue en primer lugar la aparición del Covid 19 que propicio el cierre temporal de las fábricas primero y una bajada de las ventas de vehículos posteriormente; y seguido de una situación de escasez tanto de nuevos camiones (también se sufre la falta de semiconductores que está retrasando la entrega de nuevas unidades) junto con la falta de relevo generacional en la posición de conductor, este aspecto, problema transversal en todo el transporte.

Según distintos estudios la reducción de los volúmenes son superiores al 20% en el transporte terrestre comparando 2019 con el 2021, lo que en la práctica supone la desaparición de 1.200 camiones. Si miramos al transporte marítimo, la reducción del volumen se estima es de cerca del 5%. Y los costes han aumentado de forma muy significativa, el carburante es sabido que en dos años casi alcanza un alza del 50%, pero los costes salariales también han aumentado de forma muy importante, debido a la “fuga” de conductores, teniendo que aumentar la remuneración de estos con el objetivo de retenerlos.

Como otros muchos sectores, la logística del automóvil fía todo su futuro a la recuperación de la economía mundial, con lo que se podrían recuperar los volúmenes necesarios para hacer viable la actividad.

Artículo propiedad de Carlos Zubialde

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