Pasado más de un año desde la llegada del Covid19 a nuestras vidas, este ha trastocado completamente la economía mundial, las relaciones interpersonales o los equilibrios de las potencias en el mundo.

Esta “sacudida” ha supuesto para el transporte de mercancías por carretera un cambio importante; al principio la percepción que tenía la población en general sobre la actividad del transporte y la logística fue de agradecimiento a la par de descubrir un sector tan comprometido, con tanta capacidad de moldear su estructura a las necesidades del momento, así como una mayor digitalización y modernización de lo que podían suponer.

No podemos decir que todos los subsectores que componen el transporte terrestre de mercancías han soportado la situación del mismo modo; algunas como las paqueterías han trabajado con mayor volumen tanto por las compras de comercio electrónico; otras, como las paqueterías industriales, han trabajado con mayor volumen pero cambiando la tipología de cliente de destino, abasteciendo sobre todo a hospitales, farmacias o grandes superficies.

Por el contrario, otros subsectores como los portacoches o cisternas, han visto reducido su actividad a mínimos, sobre todo durante el año 2020, producto del confinamiento así como de la situación económica producida posteriormente.

Si hablamos por ejemplo de carga completa, dentro de la misma encontraremos distintos tipos de transporte (frigoríficos, en ambiente etc), pero el problema está siendo para todos ellos los mismos. Por un lado, la falta de consumo en España está produciendo un desequilibrio entre exportaciones e importaciones; los vehículos salen desde España con carga, pero les es muy difícil encontrar mercancías de retorno, por lo que el aumento de kilómetros en vacía es constante, a la vez que la presión sobre el precio para los pocos retornos es brutal, encontrando portes que no cubren ni el coste del gasóleo del camión.

Otro problema general es el alto precio del gasóleo, un problema añadido a la presión sobre los precios de transporte, que aumentan por parte de los cargadores. Estamos asistiendo a un importante baile de Tenders o “subastas”  por parte de grandes cargadores, buscando un mayor abaratamiento de su coste de transporte. El último en llegar a este mundo es Amazon, mediante su plataforma “Amazon Relay”, donde se buscan camiones en retorno, a los cuales darles su carga, eso si, a precios que incluso están por debajo de lo que se puede pagar a un vehículo de menos de 3.5 tn.

Y no podemos olvidar los problemas que se han generado en el 2021 con la entrada en vigor del Brexit y todas las legislaciones anexas que se van aplicando. El 2021 se inició con un monumental atasco en el canal de la mancha, aducido a cuestiones sanitarias del Covid19, pero que no escondía detrás las medidas de fuerza del gobierno británico frente a la unión Europa. El número de empresas que han dejado de realizar servicios con UK es significativo, por lo que muchos de esos vehículos están dando vueltas por Europa, buscando cargas.

Para terminar, dejamos el problema del déficit de personal que están sufriendo las empresas de transporte, sobre todo la falta de conductores. Se estima que el déficit esta sobre los 15.000 conductores en la Unión Europea. La profesión de conductor no es nada atractiva para las generaciones más jóvenes; largas jornadas de trabajo, fuera de casa y con una retribución no acorde al esfuerzo hace que el panorama sea sombrío para el transporte, no solo en Europa, en Estados Unidos están sufriendo el mismo problema.

Artículo propiedad de Carlos Zubialde

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