¿Quién se quedará con DB Schenker?

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¿Quién se quedará con DB Schenker?

Lo que era un rumor desde hace ya muchos meses, parece que va tomando cuerpo, y es que, finalmente, el consejo de supervisión de Deutsche Bahn, la compañía de ferrocarriles alemanes, y propietario de Schenker, parece que ha dado finalmente luz verde a la venda de la división de transporte.

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Lo que era un rumor desde hace ya muchos meses, parece que va tomando cuerpo, y es que, finalmente, el consejo de supervisión de Deutsche Bahn, la compañía de ferrocarriles alemanes, y propietario de Schenker, parece que ha dado finalmente luz verde a la venda de la división de transporte.

Por las informaciones que afloran, la decisión es de vender de forma completa la unidad, en lugar de segmentar la misma para venderla troceada, lo que hace que la operación pueda tener unas cifras de vértigo (se habla que inicialmente puede estar sobre los 20.000 millones de euros).

Ahora, DB estaría haciendo un "casting" para buscar el comprador que quiera poner encima de la mesa tal cantidad de dinero. La cuestión no es nada sencilla por el tamaño de Schenker (presente con oficinas en 130 países, con 1850 oficinas, y una plantilla global de 76.000 personas), y tampoco por como integrar una estructura de ese tamaño dentro de la que puede tener el futuro comprador. Debemos de recordar que Schenker ofrece todos los servicios que una empresa de transporte y logística puede, desde los almacenamientos logísticos, servicios de transporte de carga completa, grupaje o paquetería industrial local, como es el caso de España, donde hace casi 2 décadas compro Spain-tir.

El primer candidato es DSV; la compañía danesa ya manifestó hace meses su interés por Schenker (lo publicamos también en informacionlogistica.coms). El apetito de compra de DSV es insaciable, además de contar con dinero para la operación, y la experiencia de integrar empresas compradas en su estructura. Es verdad que el tamaño de la compra está fuera del rango hasta ahora manejado, y pudiera, además de solapar servicios que deberían de unificar, crear un tamaño de empresa tal, que no sería descartable la intervención de las autoridades de la competencia, ante su dominio en el mercado europeo por ejemplo.

Otros potenciales candidatos de esta selecta lista, y que han salido a la luz recientemente, son las 2 potencial mundiales de la paquetería, UPS y DHL. La primera, UPS, dispone de fondos para poder afrontar una operación de esta envergadura, y sobre todo, podría posicionarse de forma muy robusta en algunos mercados como el de Europa en paquetería y grupaje, donde su presencia es mucho menor comparando con otros competidores como DHL.

Por su parte, DHL también posee varias cartas buenas a su favor. Además de la disponibilidad financiera (sus cifras anuales de ventas y beneficios así lo demuestran), su experiencia en integrar la compra de otras compañías, como lo hizo con la histórica "La Guipuzcoana" en España, cuenta con otra baza a su favor: son alemanes.

Es cierto que hablamos de negocios, pero ante dos propuestas muy similares, DHL puede tener a su favor el peso de tener la misma nacionalidad, lo que puede suponer un punto importante en la decisión de DB, o incluso, de las autoridades alemanas, que podrían ver con mejores ojos el "traspaso" de una empresa de manos alemanas a manos alemanas, y bajo el paraguas de empresas que están participadas por el estado, como es el caso de DB y de DHL.

Pero, ¿son los únicos candidatos?

No podemos descartar que pueda aparecer un "mirlo blanco", ese candidato que pueda dar la sorpresa. Entre los tapados, no podríamos dejar de tener en cuenta a las compañías navieras, y sobre todo, a MSC, la más grande a nivel mundial. Y no debemos de dejar de mirar, porque además de disponer del capital para afrontar la operación, poder integrar a Schenker en su estructura y servicio, DB Schenker y MSC ya tienen acuerdos de colaboración conjuntos, como la alianza por la cual ambas empresas tienen un compromiso de utilización de biocombustible.

Sea como sea, la venta es ya una realidad, y ahora, queda esperar quién es el que se lleva el gato al agua, puesto que dependiendo del comprador final, el impacto que puede suponer sobre el mercado del transporte, será muy distinto.