Es cierto que en los últimos años se habla de forma reiterada que es la tecnología la que marca la diferencia de servicio que pueden ofrecer las empresas de transporte y logística. Y del mismo modo que se asevera esto, tampoco se hace un detalle concreto de qué tecnologías, en qué situaciones y qué beneficios puede generar tanto para el cliente como para la propia empresa de transporte y logística.
De forma histórica, las empresas de transporte han implementado distintas tecnologías, sobre todo en las operaciones, y con un objetivo más interior que para el cliente. Así nacieron hace unas décadas los controles de envíos en las plataformas de cross docking o en las delegaciones de reparto mediante el escaneado de códigos. El objetivo no era ofrecer un mejor servicio de información al cliente, el primer objetivo era el control propio de las mercancías, y posteriormente fue que se puso esa información en manos del cliente.
No obstante, los tiempos actuales han cambiado, y sobre todo ha cambiado el perfil y las necesidades de los clientes. Hoy día es habitual que los clientes de las empresas de transporte trabajen de forma unitaria todos sus canales de venta y servicios, la famosa omnicanalidad es ya realidad. Además, se requiere de las compañías logísticas y de transporte una mayor transparencia en la información que estas ponen a disposición suya, y, sobre todo, el gran cambio viene de la mano de introducir en la ecuación al destinatario final.
Es precisamente en este punto donde la tecnología permite poder disponer de plataformas que incluyen al destinatario final en el proceso de transporte, suponiendo un salto de calidad en la experiencia de compra de este. Y además, su implementación cada vez es más sencilla, encontramos SaaS como Logístiko, un software que permite centralizar y gestionar en tiempo real la distribución de envíos, y en cuya plataforma podemos encontrar funcionalidades que permiten esa interacción con el destinatario final, y potenciar esa experiencia de cliente en la logística.
Hablamos, por ejemplo, de la posibilidad de programación o reprogramación de la entrega de un envío tanto por parte de la propia empresa de transporte porque recibe una notificación del cliente final, como por este directamente. No debemos olvidar la transparencia de la información del envío para lo que incorporar el tracking en tiempo real, a la que podríamos añadir las opciones de activación de notificaciones, cambios de estado y similares que se producen durante el reparto.
Pero finalizada la entrega no finaliza la labor, es esencial recoger la opinión del servicio prestado, por eso se pueden incluir encuestas de satisfacción automatizadas, que ofrecerán datos muy interesantes que nos permitan detectar tendencias en el servicio o en los destinatarios. Esta simple palanca, denostada en ocasiones, sigue siendo de gran utilidad si es usada correctamente.
En definitiva, el sector tiene a su alcance herramientas para poder hacer partícipe al destinatario del proceso logístico que lleva hasta sus manos su envío, no solo informando, sino elevando la calidad del servicio mediante la interacción durante el proceso.
La tecnología como palanca para marcar la diferencia
Es cierto que en los últimos años se habla de forma reiterada que es la tecnología la que marca la diferencia de servicio que pueden ofrecer las empresas de transporte y logística. Y del mismo modo que se asevera esto, tampoco se hace un detalle concreto de qué tecnologías, en qué situaciones y qué beneficios puede generar tanto para el cliente como para la propia empresa de transporte y logística.
De forma histórica, las empresas de transporte han implementado distintas tecnologías, sobre todo en las operaciones, y con un objetivo más interior que para el cliente. Así nacieron hace unas décadas los controles de envíos en las plataformas de cross docking o en las delegaciones de reparto mediante el escaneado de códigos. El objetivo no era ofrecer un mejor servicio de información al cliente, el primer objetivo era el control propio de las mercancías, y posteriormente fue que se puso esa información en manos del cliente.
No obstante, los tiempos actuales han cambiado, y sobre todo ha cambiado el perfil y las necesidades de los clientes. Hoy día es habitual que los clientes de las empresas de transporte trabajen de forma unitaria todos sus canales de venta y servicios, la famosa omnicanalidad es ya realidad. Además, se requiere de las compañías logísticas y de transporte una mayor transparencia en la información que estas ponen a disposición suya, y, sobre todo, el gran cambio viene de la mano de introducir en la ecuación al destinatario final.
Es precisamente en este punto donde la tecnología permite poder disponer de plataformas que incluyen al destinatario final en el proceso de transporte, suponiendo un salto de calidad en la experiencia de compra de este. Y además, su implementación cada vez es más sencilla, encontramos SaaS como Logístiko, un software que permite centralizar y gestionar en tiempo real la distribución de envíos, y en cuya plataforma podemos encontrar funcionalidades que permiten esa interacción con el destinatario final, y potenciar esa experiencia de cliente en la logística.
Hablamos, por ejemplo, de la posibilidad de programación o reprogramación de la entrega de un envío tanto por parte de la propia empresa de transporte porque recibe una notificación del cliente final, como por este directamente. No debemos olvidar la transparencia de la información del envío para lo que incorporar el tracking en tiempo real, a la que podríamos añadir las opciones de activación de notificaciones, cambios de estado y similares que se producen durante el reparto.
Pero finalizada la entrega no finaliza la labor, es esencial recoger la opinión del servicio prestado, por eso se pueden incluir encuestas de satisfacción automatizadas, que ofrecerán datos muy interesantes que nos permitan detectar tendencias en el servicio o en los destinatarios. Esta simple palanca, denostada en ocasiones, sigue siendo de gran utilidad si es usada correctamente.
En definitiva, el sector tiene a su alcance herramientas para poder hacer partícipe al destinatario del proceso logístico que lleva hasta sus manos su envío, no solo informando, sino elevando la calidad del servicio mediante la interacción durante el proceso.
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