Las empresas de gas natural licuado avanzan en nuevos proyectos para atender una creciente demanda global y garantizar la seguridad energética
Las empresas de GNL están desarrollando nuevos proyectos para satisfacer un mercado en expansión, priorizando la seguridad energética ante desafíos globales.

Las empresas productoras de gas natural licuado (GNL) avanzan en proyectos clave para satisfacer una demanda global creciente, impulsada principalmente por la urbanización y el incremento en el sector tecnológico. Según estimaciones, la demanda de GNL podría aumentar entre un 50% y un 60% para 2030 y 2040. Esta tendencia responde también a la necesidad de garantizar la seguridad energética, especialmente tras la invasión de Rusia a Ucrania, que elevó los precios del gas a niveles récord y puso de relieve la importancia de energías confiables para sistemas eléctricos que operan las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
El crecimiento de los centros de datos, que soportan la inteligencia artificial (IA), así como las interrupciones en las redes eléctricas, han reforzado la demanda de fuentes de energía estables y confiables. Directivos de compañías como TotalEnergies y Shell han señalado que, aunque las energías renovables son relevantes, la construcción de plantas de gas natural sigue siendo imprescindible para asegurar un suministro continuo y estable.
En particular, las proyecciones indican que en 2023 entrarán en operación nuevas producciones en Norteamérica, provenientes de proyectos como Plaquemines LNG, Corpus Christi LNG en su fase 3 y LNG Canadá, cuyo primer cargamento se espera para junio. Empresas líderes en el sector, como TotalEnergies, Woodside Energy de Australia, Commonwealth LNG y México Pacific LNG, están desarrollando activamente nuevos proyectos para ampliar la oferta.
Sin embargo, el aumento en la capacidad de licuefacción genera preocupación en la industria. La capacidad mundial de licuefacción se estima en 420 millones de toneladas para 2030, más del doble del crecimiento previsto en las importaciones globales. Esto podría derivar en un exceso de oferta que presión los precios a la baja. Ejecutivos como Ma Yongsheng, de Sinopec, y Andrew Walker, de Cheniere, anticipan que la capacidad total podría alcanzar los 600 millones de toneladas en ese mismo año, lo que plantea retos para mantener la rentabilidad y la estabilidad del mercado.
Por otra parte, la competencia en mercados sensibles al precio, especialmente en Asia y el sur de Asia, resulta fundamental. La dependencia continua del carbón y del GNL hace que la accesibilidad de precios sea una variable determinante para evitar que estas regiones recurran a combustibles más contaminantes a largo plazo. Tal como señaló el CEO de Cheniere, Jack Fusco, mantener precios competitivos es clave, pues una energía mucho más económica evitará que las regiones opten por tecnologías con un mayor impacto ambiental en el futuro.
Mientras las compañías afrontan desafíos como el aumento de costes y riesgos de sobregasto, la tendencia general apunta a un crecimiento significativo en la producción y la demanda de GNL, en un contexto donde el equilibrio entre oferta y demanda será fundamental para definir los precios y la sostenibilidad del mercado energético global.