En no pocas ocasiones la realidad supera a la ficción; tal es el caos informativo respecto a la convocatoria de huelga en el transporte terrestre en España para los días 20,21 y 22 de diciembre que me hace recordar la película de 1989, cuyo título creo que refleja perfectamente la situación: no me chilles que no te veo.

Como es sabido, el paro está convocado por parte de la patronal del transporte englobado en las asociaciones como CETM y Fenadismer, pero no cuenta con el apoyo de otras organizaciones, sean patronales o de asociaciones de autónomos. A la confusión tenemos que añadir un Gobierno parece que poco preocupado por la situación que se pudiera producir, y unos medios generalistas que buscando la noticia "sensacionalista", llegan a publicar que es posible ver estanterías vacías en los supermercados.

La verdad es que la sensación es que no va a parar casi nadie, las empresas han hecho sus deberes y se han abastecido en los días anteriores; la industria ya está preparada y abastecida, el sector de la distribución tiene los stocks preparados e incluso está teniendo planificación de reparto y entrada de mercancías el fin de semana; la mensajería está fuera de esta jugada, por lo que los envíos de ecommerce se repartirán con cierta normalidad; entonces, ¿quién parara?

El gobierno sabe de esta situación, ha dejado que la propia convocatoria y la desunión entre los convocantes juegue a su favor, teniendo un talante casi nulo por negociar una mejora de condiciones, que ojo, son necesarios y urgentes de aplicar en un sector tan primordial para la economía del país como es el transporte.

Y después de que pasen las fechas, también son merecedoras de análisis no los cambios de condiciones reivindicados, y por quienes son reivindicados, porque hay algunas de ellas que sinceramente, de forma histórica, algunas de las empresas que pertenecen a las organizaciones convocantes han "fomentado" y alentado como por ejemplo la carga y descarga por parte del conductor; no son pocas las empresas que por "ganar" el cliente, han aceptado que sus conductores realicen de forma gratuita la carga y descarga de la mercancía, sin que ello fuera un problema en su momento.

Artículo de opinión de Carlos Zubialde

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