Que el paro organizado por la plataforma en defensa del transporte está teniendo una repercusión mayor de la esperada es evidente, incluso para los propios convocantes. El escenario no es el esperado ni por unos ni por los otros, con la clara consecuencia de que no saben como terminar, avanzar y concretar.

EL Gobierno en un primer momento dio la callada como respuesta, los medios generalistas de información no se quisieron hacer eco de la protesta; en una segunda fase, cuando empezó a pintar mal la cosa, añadieron un poco de gasolina al fuego politizando la protesta y no reconociendo a los convocantes. Es posible que existan intereses políticos que estén utilizando el momento y a los transportistas como elemento que les permita lograr sus objetivos políticos, pero que el Gobierno lo utilice como arma, enconó más las posiciones.

Por el otro lado, los convocantes se han visto en una situación que no habían previsto, no pensarían llegar tan lejos y que su protesta pudiera tener la profundidad de poder paralizar la economía del país. Este cambio “táctico” (paralizar la economía del país en lugar de paralizar el país bloqueándolo con los camiones), se les ha ido de las manos en cierto modo, de forma que ahora comienzan las faltas de concreción en las peticiones. Si uno se las lee, encuentra incluso incongruencias con la legislación vigente, como es el caso del recargo por paralización.

Pero lo peor es que entre los unos que no saben como concretar sus peticiones (las peticiones mismas y los medios) y los otros, que han demostrado irresponsabilidad e incapacidad para manejar la situación, el país se va parando poco a poco.

Los convocantes y el gobierno deben de responder ante toda la ciudadanía, responder concretando que reivindicaciones son las inmediatas y reales, y como las quieren gestionar (no hemos oído todavía si mediante el comité nacional de transporte, si en solitario, juntos, pero no revueltos etc) por parte de los convocantes del paro; y el gobierno como concreta las ayudas que prometen, cuanto, como, donde y cuando.

No lo necesita el sector del transporte, lo necesita todo el país.

Artículo de opinión de Carlos Zubialde

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