Y de tormenta perfecta a tormenta perfecta, pensábamos que el problema del transporte marítimo era lo máximo que podíamos tener, cuando el gran problema del transporte por carretera asoma la cabeza: la falta de conductores puede ser un gran problema para las cadenas logísticas.
No hablaremos el alza de los precios del transporte marítimo o de los retrasos que se están produciendo a causa de la escasez de contenedores o de buques que los transporten. Y una de las consecuencias de la situación es la tensión que están viviendo las cadenas de suministro, algunas de las cuales ya están siendo modificadas y cambiadas a recorridos más cortos, buscando proveedores y vendedores en mercados más cercanos.
Esta presión ha terminado por sacar a flote digamos que el mayor de los problemas del transporte terrestre: la gran falta de conductores. La falta de conductores no es un problema que surge de la nada y de forma instantánea,, es una situación que lleva años encima de la mesa, pero que en este momento toma toda su verdadera dimensión, cuando ha sido ignorado por gran parte de la sociedad en su conjunto.
El problema de la falta de mano de obra especializada en el transporte es global, no afecta únicamente a España, donde se estima que las vacantes a cubrir podrían estar entre 10.000 y 15.000 conductores; países como Alemania tienen un déficit de 65.000 conductores, Francia de 45.000, Polonia de 124.000 o el Reino Unido de 100.000. Este último está empezando a sufrir en sus propias carnes la situación que se deriva de la falta de conductores, con un grave problema de suministro de carburantes que amenaza las próximas campañas del Black Friday y Navidades.
Entre las causas de esta escasez podemos señalar varios y distintos factores, desde un relevo generacional que no se está produciendo, pasando por el alto coste económico que supone acceder a la profesión (coste de los permisos de conducción etc), la continua degradación de las condiciones laborales o la dureza propia de la profesión. No obstante, las principales asociaciones de transporte de Europa señalan en conjunto la nula implicación de las instituciones para ayudar en la solución de la situación.
Si los países no quieren sufrir un grave problema de abastecimiento (recordemos que TODO se transporta, desde las vacunas, a la ropa o la comida y bebida), deben de tomar cartas en el asunto de forma inmediata, ayudando por un acceso más sencillo y asequible a la profesión por un lado, y por otro, velando y mejorando las condiciones laborales en las que se desarrolla el trabajo, intentando atraer a más trabajadores hacia el sector del transporte. En caso de no hacerlo, estaremos posiblemente ante el mayor reto y problema de la sociedad actual desde el punto de vista logístico.
Artículo propiedad de Carlos Zubialde
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