El dicho popular afirma, que algo que comienza mal, suele terminar mal. Y este es el camino que lleva lo que han venido a llamar como "Tasa Amazon", y que, realmente, no tiene nada que ver con la compañía estadounidense.
Esta tasa, implantada por el Ayuntamiento de Barcelona, fue una propuesta de Esquerra Republicana de Catalunya en el 2019, y que fue aprobado, no después de numerosas consultas y grupos de trabajo. Básicamente, esta tasa, lo que quiere es gravar a los grandes operadores postales por aparcar y utilizar el espacio público con sus vehículos, cuando hacen entrega a domicilio de las compras online.
Aclaración cronológica
Pero como las cosas no se han hecho bien, debemos primero de explicar la situación actual, y su origen. En su momento, Amazon interpuso un recurso, en el año 2020 ante la calificación que le otorgó la CNMC como operador postal, ya que entendía que sus operaciones quedaban fuera de ese ámbito. La resolución, publicada durante el verano del 2023, se refería a este recurso, presentado en el 2020, única y exclusivamente, y no tenía nada que ver con la tasa del Ayuntamiento de Barcelona.
Por otro lado, el TREC del Ayuntamiento de Barcelona (el conocido como Tasa Amazon de forma popular), se aprobó, en el mes de febrero del 2023, pero Amazon no realizó ninguna reclamación, ante la aplicación de esta tasa. Es cierto que ambos temas están interrelacionados, con esta sentencia en la mano, si vamos a las bases que regulan el TREC o la tasa de reparto de ecommerce del Ayuntamiento de Barcelona, Amazon queda plenamente excluida del mismo. Tenemos que reiterar y aclarar que Amazon no ha realizado ningún tipo de apelación al Ayuntamiento de Barcelona por ello, ni tampoco han presentado reclamación alguna.
En resumen, Amazon, que se supone era el objetivo principal de la tasa del Ayuntamiento de Barcelona, está excluida de su pago con la sentencia de la Audiencia Nacional en la mano. El ayuntamiento puso en las bases que la tasa es para operadores postales, y Amazon, no lo es.
Huida hacia adelante
Como no hay dos sin tres, en este caso, el nuevo alcalde de Barcelona, el socialista Jaume Collboni, en lugar de aceptar la situación, tira el balón hacia adelante, y recientemente afirmaba que el consistorio continuaría con la "batalla judicial" a todos los que presentaran recursos contra ella, como es el caso de la Autoridad Catalana de la Competencia (ACCO) haya presentado un recurso contencioso-administrativo ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) contra la normativa municipal, y en consecuencia, la aplicación de la tasa TREC (dejemos ya de llamarla Tasa Amazon, que no tiene nada que ver).
El alcalde, animoso en sus declaraciones, informaba que a cada recurso que se interpusiera, ellos continuarían en la batalla judicial, entendiendo que la razón les asiste. Tal es su confianza, que no hacen ascos al gasto de los recursos de los contribuyentes barceloneses (las costas judiciales, pagos, etc salen de las arcas del ayuntamiento), e incluso, reclamaba a la Unión Europea un marco regulador que blinde al pequeño comercio de la "amenaza" de las grandes plataformas de venta online.
Y como no podía ser de otra forma, la legitimación de la tasa se esgrime como principal argumento, considerando que los tribunales que fallan en contra del ayuntamiento, para ellos, en realidad, fallan en contra del pequeño comercio.
Es ciertamente sorprendente la poca capacidad de autocrítica, en este caso, del Ayuntamiento de Barcelona. La tasa TREC, supuestamente, quiere grabar e impedir la actividad a los grandes operadores de venta online, y en lugar de actuar contra ellos, han buscado el flanco más débil de la cadena: el transportista.
¿Cuál es el motivo por el cual poner la tasa al transportista y no al marketplace que hace la venta?
La respuesta es sencilla, es el eslabón débil, el que tienen a mano, al que creen que pueden apretar, y al que mayor perjuicio causan. El pago de la tasa TREC, a quien hace daño, es al sector del transporte y la distribución, no a las grandes plataformas de venta online. Hacen daño a sus propios contribuyentes, que trabajan jornadas de más de 12 horas para intentar ganar un salario. Y le hacen pagar la tasa porque está cerca, acaso se cree el lector que cualquier gran plataforma online de venta ecommerce mundial, ¿se preocuparía por una insignificante tasa de un Ayuntamiento como el de Barcelona?
Si las grandes compañías apenas pagan impuestos en los países donde desarrollan su actividad, como para pagar una tasa por reparto, como la TREC del ayuntamiento de Barcelona.
¿Cuál es la solución?
Debemos de buscarla entre todos, pero lo que sí podemos afirmar, es que hacer pagar una tasa a un transportista autónomo (porque siquiera conocen la estructura empresarial de las compañías de transporte en España, pero eso nos da para otro artículo), no es la solución. De igual forma que tampoco es la solución plantear batallas judiciales a sentencias que de antemano es sabido que son justas porque la normativa no está bien hecha, y además, gastando dinero público para esconder la ineficiencia en la gestión.
Carlos Zubialde
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