Y es que la situación actual, está obligando a todas las empresas a centrar sus esfuerzos en aumentar la eficiencia y reducir los costes operativos, si quieren mantener la actividad a futuro, que cada vez es más incierto.

Actualmente, todos los costes están aumentando, desde la cesta de la compra, los tipos de interés o la energía. El precio del combustible es uno de los aspectos que más compromete la situación de las cadenas de suministro, frente a otros conceptos que en años anteriores tenían un peso importante, como lo era el Covid. Tras la pandemia, la guerra de ucrania profundizo y agravo la falta de materias primas (el bloqueo al petróleo ruso, por ejemplo), y está suponiendo un "acelerador" de una situación, ciertamente complicada.

Y los consumidores han comenzado a frenar su nivel de gasto, las campañas de Black Friday del 2022, así como la de navidad y rebajas, no han sido para nada tan exitosas como en años anteriores. Esto tiene un impacto directo sobre las empresas de transporte y logística, primero porque sus clientes se están centrando en mejorar sus ratios de eficiencia, un mayor control de los stocks, así como una mayor visualización de toda la cadena de suministro.

Es precisamente, como consecuencia de ello, que las empresas logísticas y de transporte, se encuentran ante una situación difícil, por un lado, muy presionado por el alza de sus costes, sobre todo combustible y la falta de personal, y, por otro lado, por las exigencias de sus clientes, por mejorar sus ratios de eficiencia, cuyo resultado visualizado, debería de ser una reducción del precio del servicio.

Todo esto revela que las empresas de transporte y logística tienen que afrontar de forma urgente una reducción de sus costes, una mayor optimización de las operaciones. Se tiende a pensar cuando se habla de reducción de costes, en una reestructuración del personal (menos personal y menor salario), pero ese posiblemente, en la actualidad, sea el mayor de los errores que se pueden cometer. El sector se encuentra ante una situación de falta de personal, no solo de conductores, por lo que reducir más sus ya raquíticas plantillas, no sería la mejor de las ideas.

Los costes operativos deben de ser optimizados, apalancándose en tecnologías que puedan permitir "aligerar" las carga de trabajo, como pueden ser los software robotizados o RPAs, así como desarrollos basados en Inteligencia Artificial que permita poder planificar y optimizar la gestión de espacios, flotas o rutas.

En definitiva, los tiempos de mayor ajustes son los que se deben de afrontar las inversiones que permitan eficientar las operaciones.

Artículo propiedad de Carlos Zubialde

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