Por mucho que se diga, la ralentización de la economía es una realidad, palpable y demostrable por las cifras de negocio que se están gestionando en el sector del transporte y la logística.

Es conocido que el transporte, en este caso, es de los primeros sectores que detectan los cambios de tendencia económicos; cuando la actividad se recupera o tiene sus primeros indicios, el volumen de la demanda tiene una tendencia al alza, y cuando se ralentiza, son los primeros que detectan ese debilitamiento de la demanda.

Durante el año 2023, de forma paulatina, se está percibiendo una ralentización económica, cuya consecuencia es el debilitamiento de la demanda, en definitiva, en número de cargas y toneladas a ser transportadas, se reduce. Y la reducción de cargas, conlleva siempre un escenario de presión sobre los precios del transporte, presión a la baja, obviamente.

Las previsiones de la Unión Europea han descartado la entrada en recesión, pero esto no supone que el contexto económico actual sea de una menor demanda de servicios de transporte. La realidad es que ese debilitamiento es palpable en el sector, pero debemos de aclarar que ese debilitamiento de la demanda no supone una perdida de cargas, estaríamos hablando de un crecimiento anual de cargas casi nulo, pero no de un decrecimiento.

Es verdad, que con este contexto, la presión sobre los precios es mayor, pero el balance entre oferta y demanda, todavía sigue siendo desigual, existe un número mayor de cargas que vehículos para poder hacer las mismas. Los cargadores intentarán adecuar los precios a la baja, aprovechando este contexto de estancamiento, negociación que podemos decir resultará titánica, ya que el sector del transporte sigue aguantando sobre sus espaldas unos costes de explotación de negocio muy altos, y es que no tenemos que olvidar que se continúa con unos niveles de inflación muy altos.

Lo que se puede observar es cada vez un mayor número de ofertas "abiertas" o spot. Aunque los cargadores quieran obtener unas tarifas estables y de largo recorrido en tiempo, se va imponiendo cada vez más una gestión de precios puntuales, adecuados al momento de la petición del servicio, y parece que es una tendencia que aumentará cara al futuro.

Artículo propiedad de Carlos Zubialde

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