En los últimos años, todas las instituciones públicas están tratando de "reducir" las emisiones de gases de efecto invernadero. En España, la aplicación práctica de las medidas recae sobre los ayuntamientos, y muchos de ellos han adoptado medidas para reducir esas emisiones de gases contaminantes en sus ciudades y mejorar la calidad del aire. Como la normativa es de potestad municipal, hemos podido observar distintos planteamientos, una de estas medidas ha sido la creación de zonas de bajas emisiones (ZBE), donde se restringe el acceso de vehículos con altas emisiones de gases contaminantes.

Sin embargo, esta nueva regulación, que como decíamos es de aplicación municipal (cada ayuntamiento de más de 50.000 habitantes debe de aplicarlo) ha sido objeto de debate y polémica en algunos casos. Algunos argumentan que estas medidas son necesarias para proteger el medio ambiente y la salud de los ciudadanos, mientras que otros argumentan que estas restricciones pueden ser injustas y difíciles de cumplir para algunos conductores.

Se supone que a partir del 01/01/2023, la normativa de Zona de Bajas Emisiones debe de estar implementada, como decíamos en poblaciones españolas de más de 50.000 habitantes, así como zonas de alta contaminación, pero la realidad parece que es distante con lo que debería de ser.

Algunos de los motivos que se encuentran detrás de este retraso de la aplicación pueden ser:

  • Falta de información y concienciación: Muchos conductores pueden no estar informados de la existencia de las ZBE o de cómo afecta a sus vehículos. Además, pueden no saber cómo cumplir con las restricciones o cómo solicitar una excepción si es necesario. La falta de información y concienciación puede hacer que la regulación sea difícil de entender y cumplir, como por ejemplo, donde encontrar las pegatinas identificativas del tipo de vehículo.
  • Falta de medios de transporte alternativos: Una de las principales críticas a esta regulación es que no se han puesto en marcha medidas suficientes para fomentar el uso de medios de transporte alternativos como el transporte público o la bicicleta. Muchos ciudadanos no tienen acceso a estos medios de transporte o simplemente no los encuentran prácticos para sus necesidades diarias, por lo que se ven obligados a seguir utilizando su coche para desplazarse por la ciudad. Si no se ofrecen alternativas viables, es difícil esperar que la gente cambie sus hábitos de transporte
  • Problemas de implementación: La implementación de esta regulación puede resultar complicada y costosa para los ayuntamientos. Por ejemplo, puede ser difícil determinar qué vehículos tienen permiso para acceder a las zonas de bajas emisiones y cómo se va a controlar el acceso de los demás vehículos (control por arcos lectores, mayor número de personal de control de vehículos, etc). También puede haber problemas para informar y concienciar a los ciudadanos sobre esta nueva regulación y cómo afecta a sus desplazamientos por la ciudad.
  • Impacto en la economía: Otro punto de debate es el impacto de esta regulación en la economía, especialmente en el sector del transporte. Limitando el acceso de ciertos vehículos a ciertas zonas de la ciudad, se puede reducir la demanda de servicios de transporte y afectar negativamente a las empresas del sector. También puede haber problemas para adaptarse a esta nueva regulación, ya que muchas empresas pueden tener que invertir en vehículos más eficientes o en la implementación de sistemas de telematriculas. Además, la posible aplicación distinta dependiendo de cada ciudad, desincentiva a las empresas en el cambio de su flota.
  • Falta de pruebas científicas (negacionismo): Algunos expertos cuestionan la efectividad de esta regulación en la reducción de la contaminación del aire, ya que no hay suficientes pruebas científicas que demuestren que limitar el acceso de vehículos a ciertas zonas de la ciudad realmente contribuye a mejorar la calidad del aire. Es posible que haya otras medidas más efectivas para reducir la contaminación del aire, como fomentar el uso de vehículos eléctricos o promover el teletrabajo, que, por cierto, en España, es muy reducido comparando con otros países europeos.

Comienza un nuevo tiempo por la aplicación de zonas "libres" de emisiones, pero esto no cambia mucho el panorama, prohibir el acceso a los vehículos de combustión no hace que estos desaparezcan. Los objetivos deberían de ser la sustitución de estos por otro tipo de vehículo menos contaminante, la maximización del uso de los vehículos (tanto en carga como de personas), el uso de transporte público y el fomento del teletrabajo.

Artículo propiedad de Carlos Zubialde

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