Que los precios suben en los momentos de incertidumbre es algo conocido, por eso no puede sorprender a nadie que las tarifas de transporte terrestre en Europa estén subiendo.

Y suben de forma, además de muy notable, hasta cotas históricas según los datos que refleja el índice de tarifas que realiza IRU. Los motivos son los “sospechosos habituales”, es decir, el aumento de los costes laborales, el aumento del coste del combustible (que supone el 40% aproximadamente del coste de un camión), así como la gran incertidumbre que se vive en el viejo continente, derivado de la invasión de Ucrania por parte de Rusia.

De entre todos los factores que mayor impacto repercuten en la subida de los precios, sin duda ninguna sobresale el del combustible. El precio del gasóleo de automoción ha subido casi un 55%, lo que ha puesto a muchas compañías entre la espada y la pared, entre el combustible y las tarifas que sus cargadores no quieren negociar.

No menor es también la falta de conductores, un mal endémico del sector, pero que además en el primer trimestre del 2022 se ha visto agravado por la salida muy importante de un número elevado de conductores de origen ucraniano, que volvieron a su país fuera a salvar a sus familias o incluso para enrolarse y tomar las armas para defender su país. El informe de IRU estima que la falta de conductores durante el 2021 se situaba en los cerca de 425.000, cifra que durante el 2022 sigue subiendo.

Este panorama de tarifas y fletes de transporte terrestre se mantendrá alto como mínimo durante todo el 2022; únicamente es posible que pueda aligerarse un poco en función de la evolución de la invasión de ucrania, pero si seguimos lo que indican muchos analistas de un conflicto largo, podemos estar ante un escenario de tarifas altas durante no solo el 2022, sino también en el 2023 y 2024

Artículo propiedad de Carlos Zubialde

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