La principal naviera mundial es la elegida por parte de Renfe para "aliarse", aunque en el fondo, tiene más guisos de ser una venta a plazos de Renfe Mercancías, cuestión de la que ya tratamos en informacionlogistica.com a finales del año pasado.

En un principio, MSC se quedará con el 50% de la filial de mercancías de Renfe, y todavía se debate el formato en el que la operación se llevará adelante, y es que las opciones que se barajan son entre crear una joint venture o traspasar los activos a una sociedad ya existente. Pero lo que realmente importa es que, el control de esta unidad de negocio, pasará a estar íntegramente en manos de MSC, lo que supone en la práctica una venta de la división, por lo menos si lo miramos desde un punto de vista de la gestión.

Renfe mercancías es una división que acumula un número muy importante de perdidas desde hace años, llegando a estar al borde de su capacidad financiera, por lo que la operación se ve desde el sector como un movimiento de "quitarse" una división deficitaria por parte de Renfe, y no tanto la de buscar un aliado estratégico que le permita poder posicionar a Renfe mercancías como una real alternativa en España al transporte por carretera, que sigue suponiendo la gran mayoría de los transportes realizados.

Por otro lado, MSC, con esta operación, añade una pieza más a la estructura que está creando en Europa, y en concreto dentro del sector ferroviario, elemento esencial para poder tener un mayor control de la cadena logística relacionada con el transporte marítimo. No podemos olvidar que el tren es un elemento fundamental para el transporte de los contenedores desde casa del cliente hasta los puertos de embarque, y viceversa.

Después de la notificación, a la espera de las pertinentes aprobaciones gubernamentales, se iniciará un proceso de due dilligence y la revisión de los activos que se incluyen en la operación, valorada por algunas fuentes sobre los 200 millones de euros. Y tampoco deberemos de dejar de mirar la situación laboral de la actual plantilla de Renfe Mercancías, a la cual se le ha trasmitido tranquilidad desde la dirección de Renfe, y es que la plantilla ve con temor esta operación de cara al futuro, ya que de facto, la empresa ha sido vendida y no saben de los planes de los nuevos dueños.

Los gallos se han peleado por Renfe Mercancías

Puede parecer casi insignificante la situación de Renfe Mercancías en el panorama del transporte en la actualidad, pero su interés no es lo que es hoy día, su verdadero interés está en que puede ser en el futuro. Tanto interesa, que las 3 principales compañías navieras a nivel mundial, MSC, CMA-CGM de Francia y la danesa Maerks, han peleado a brazo partido por llevarse el gato al agua, que finalmente ha tenido como vencedor a MSC.

La francesa CMA CGM ya tiene filiales e intereses en el sector ferroviario español, mientras que Maersk no tiene un operador ferroviario en España a diferencia de los otros dos, aunque cuenta con filiales introducidas en el transporte intermodal. No obstante, queda claro que las navieras ven el transporte ferroviario como un elemento fundamental en su carrera de ganar tamaño, además de intentar ser, cada vez más, operadores logísticos integrales.

Financieramente, la venta es para Renfe un pequeño salvavidas, no solo por ingresar una cantidad de dinero por la venta, sino por "quitarse" de encima una división que acumula perdidas año tras año (en la última década, ha perdido dinero todos los años, excepto el 2019 que tuvo un muy ligero beneficio, mientras que el 2022 lo cerró perdiendo 38 millones de euros). Además, su peso dentro del transporte en España es muy reducido, aunque mantiene el liderato en el subsector ferroviario por delante de Captrain (perteneciente a la francesa SNCF), continental Rail y Transfesa.

En definitiva, una empresa pública más que es vendida a manos privadas, en este caso extranjeras, después de invertir un buen puñado de millones de euros, y de demostrar que la incompetencia de sus equipos directivos (los asignados a dedo por el gobierno de turno), terminan costando dinero a las arcas públicas, para luego terminar casi a precio de saldo en manos privadas.

Artículo propiedad de Carlos Zubialde

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