Inauguración del túnel del Monte Blanco en 1965 significó un avance en la colaboración europea y una reducción en los tiempos de transporte entre Italia y Francia
El Túnel del Monte Blanco, símbolo de colaboración europea, revolucionó los transports entre Italia y Francia tras su inauguración en 1965.

El 16 de julio de 1965, los presidentes de Italia y Francia, Giuseppe Saragat y Charles de Gaulle, inauguraron el túnel del Monte Blanco, que en ese momento se convirtió en la galería vial más larga del mundo y en un símbolo de colaboración europea apenas dos décadas después del fin de la Segunda Guerra Mundial. La apertura permitió reducir en solo 12 minutos el tiempo de traslado entre Courmayeur, en Valle de Aosta, y Chamonix, en Alta Saboya, revolucionando los transportes internacionales y beneficiando también a las comunidades locales.
La construcción del túnel comenzó en 1959, con trabajos en ambos lados de la montaña: en Italia por la Sociedad Italiana para Condotte d’Acqua y en Francia por la Attmb. En total, se perforaron 11,6 km de roca a una altitud de entrada de 1.381 m, utilizando más de 771.240 bulones, 300 toneladas de hierro, 60.000 toneladas de cemento y 5.000 m³ de armaduras metálicas, cifras que reflejan la magnitud de la obra. Durante la excavación, hubo momentos de competencia no oficial entre ambas naciones, con incidentes como las avalanchas que en 1962 provocaron la muerte de tres operarios en el lado italiano.
La culminación de la obra en 1965 no significó el fin de las dificultades: en 1999, un grave incendio causado probablemente por un fallo mecánico en un camión cargado con margarina y harina se cobró 39 vidas. El siniestro puso de manifiesto fallos en la gestión y en los sistemas de seguridad y evacuación, que fueron posteriormente corregidos entre 1999 y 2002 mediante una completa reestructuración de la infraestructura y la organización del túnel.
Tras el incendio, se implantaron medidas de seguridad estrictas, como la unificación de la gestión a través del grupo de interés económico europeo Geie-Tmb, la construcción de galerías de evacuación presurizadas y refugios cada 300 metros, así como modernas tecnologías de detección de incendios y vigilancia con cámaras. También se establecieron nuevas regulaciones de circulación, incluyendo una distancia mínima de 150 metros entre vehículos y prohibiciones para ciertos tipos de transporte, asegurando mayor seguridad para los más de 570.000 pasajeros que atraviesan la arteria cada año.
El túnel, considerado uno de los pasos alpinos más importantes, continúa sometido a trabajos de mantenimiento y mejoras para garantizar su funcionamiento por al menos otros 50 años. En 2023 registró un 34% del tráfico total con 572.000 vehículos industriales y autobuses, dado que las próximas semanas de 2025 estarán marcadas por una importante renovación que cerrará el paso durante 15 semanas. La planificación incluye la posible construcción de una segunda galería para separar los flujos de tráfico y elevar aún más los estándares de seguridad, una propuesta que genera debate entre Italia y Francia, especialmente ante las diferentes prioridades en los futuros proyectos de infraestructura en la región.