Se prevé una reducción del 20% en la corriente circumpolar antártica para 2050 debido al cambio climático
Investigadores advierten sobre una posible disminución del 20% en la Corriente Circumpolar Antártica para 2050, con graves implicaciones climáticas globales.

Un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de Melbourne y del Centro de Investigación NORCE revela que se espera una reducción significativa de la Corriente Circumpolar Antártica (ACC) de hasta un 20% para el año 2050. Esta corriente oceánica, considerada la más potente del planeta, es fundamental para la regulación climática y oceánica a nivel global y podría verse severamente afectada por el deshielo de las masas de hielo de la Antártida y las altas emisiones de carbono actuales.
El estudio, publicado en la revista Environmental Research, señala que la afluencia de agua dulce resultante del deshielo no solo alterará la densidad y salinidad del agua en el Océano Austral, sino que también modificará los patrones de circulación oceánica. Estos cambios no se limitarán a la región antártica; la ACC es crítica para el clima global, lo que significa que su desaceleración podría influir en el régimen de lluvias y en las temperaturas en diversas partes del mundo.
Los investigadores, liderados por el Dr. Taimoor Sohail, destacaron que este debilitamiento es impulsado por el aumento de agua de deshielo proveniente de las plataformas heladas en torno a la Antártida. A medida que el cambio climático y el calentamiento global continúan alterando la dinámica de la ACC, se espera una disminución considerable en su fuerza, lo que afectará la capacidad del océano para absorber calor y dióxido de carbono (CO2).
Si no se toman medidas significativas para reducir las emisiones de carbono, el escenario proyectado de desaceleración de la ACC podría tener consecuencias devastadoras para el sistema climático de la Tierra. Según los especialistas, la única forma de mitigar este impacto es mediante una drástica reducción de las emisiones de CO2, lo que ayudaría a limitar la fusión del hielo antártico y, en consecuencia, la desaceleración de esta corriente oceánica vital.